XIX: Lost on you

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―Solo cosas buenas ―respondió, manteniendo la sonrisa en alto a pesar del dolor y la promesa de una muerte lenta―. ¡De todas formas, no hablemos más de Chuuya! Es tímido, no le gusta la atención, y ahora que recuerdo, no les dije que vendría con alguien, pero no les importa, ¿o sí? ¡Chuuya no ocupa mucho espacio, así que...!

El dolor aumentó y tuvo que apretar fuertemente la mandíbula para no soltar ni un quejido. A su lado, Chuuya mantuvo la misma expresión de cordialidad, pero podía notar la ligera arruga debajo de sus ojos que prometía nada más que sufrimiento para él cuando estuvieran solos.

―Lamento esto, creí que Osamu les informó que vendría con él, pero al parecer está tomando todas las decisiones por sí solo.

Oda negó, sonriendo a ambos como si estuviera viendo a un par de niños hablar entre códigos que nadie más comprendía.

―No te preocupes, es bueno tener más gente.

―Aunque hubiese sido bueno saber que Dazai traería a alguien ―comentó la mujer con preocupación, mirando al hombre a su lado y luego a los otros dos―. ¿No les importa compartir cama?

―No sería la primera...

―Él puede dormir en el suelo―agregó Chuuya rápidamente. Mantuvo una sonrisa cuando volvió su atención a Dazai, la misma mirada depredadora, sus dedos apretando la piel con más fuerza cada vez, hasta que el moreno tuvo que morderse la lengua para no soltar un quejido―. ¿Cierto, Osamu?

Lentamente, el moreno asintió. Con disimulo, Chuuya le soltó, pero se mantuvo a su lado. Se miraron y compartieron una sonrisa tensa que, para el resto del mundo, no era nada más que amistosa, incluso empalagosa, pero en el fondo, ambos estaban prometiéndose venganza en distintos grados y sentidos.

Oda pareció darse cuenta del verdadero trasfondo y sintió la necesidad de intervenir, pero la mujer a su lado solo rio y los invitó a entrar al hogar sin captar la tensión que iba en aumento.

―Son graciosos juntos, ya sé porque Sakunosuke decía que parecían una buena pareja.

―Oh, sí, no sabes cuánto... ―siseó Chuuya, y cuando fue el momento de entrar en aquella casa, se aseguró de pisar el pie de Dazai. Se regocijó al escuchar su quejido de dolor ahogado.

El interior de la casa era sencillo, pero hermoso. La decoración intentaba ser lo más tradicional posible, pero los aparatos tecnológicos y la amplia biblioteca que abarcaba dos cuartos de la pared le entregaban una imagen más moderna. Había un par de personas reunidas en el salón principal desde el cual un tocadiscos reproducía un tranquilo blues. Oda, quien caminó frente a ellos, les informó que Dazai llegó y presentó a Chuuya. El pelirrojo dio un simple saludo, mientras que el moreno mantuvo su sonrisa en alto y no dijo nada.

Era mejor que se mantuviera callado, pensó Chuuya. Aquellas personas, a excepción de un tipo de gafas que los miraba con asombro, no parecían a gusto con la presencia de Dazai ahí. Y sabía que el moreno se estaba conteniendo para no hablarles con ese tono de voz altanero y palabras venenosas que los haría llorar en diez segundos. Estaba orgulloso de ese autocontrol, pero todo parecía tan aburrido que Chuuya hubiese preferido ver como Dazai incomodaba mucho más a esas personas.

De cualquier forma, antes de que la mujer les indicara cuál era la habitación que utilizarían ese fin de semana, ya que Dazai le había prometido a Oda que se quedaría más de un día para ponerse al corriente con él, el tipo de gafas en el sofá se les acercó. Ango, adivinó Chuuya. El hombre no esperaba ver a Dazai, ni mucho menos con un acompañante. Sin embargo, su saludo fue más cordial y menos tenso que del resto de los presentes, aunque al pelirrojo le pareció un total idiota ya que se le quedó mirando por un momento, luego miró a Oda, y acabó por alejarse con un suspiro.

Leave the kiss for later [SKK]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant