capítulo dieciséis ♡ xiaoven

133 14 40
                                    

Y por más que dijese que era su mejor amigo, Xiao sabía que no era tan importante. Él jamás estaría a la altura de alguien como Venti, acróbata y cantante, que lucía sus cualidades en cada actuación, que enamoraba a niñas y niños en su rango de edad.

Cuando creciera, Venti se convertiría en la estrella más brillante de su galaxia. Y Xiao, que era incapaz de brillar por sí mismo, lo vería crecer como la estrella que era. Siempre anhelando, siempre amando..., mas nunca teniendo. Aunque se sentía orgulloso de él, en el fondo le dolía pensar que al final, él no sería más que parte de su pasado, un mejor amigo al que mencionaría con una sonrisa en su rostro y diría, "le tenía mucho cariño. Fue un gran apoyo para mí, pero tuvimos que tomar dos caminos distintos. Nuestra amistad no fue más que la unión temporal de nuestras vidas. Una reunión efímera con un destino sellado: nuestra separación. Él y yo nos reunimos en la pequeña brecha que se formó entre nuestros mundos. Pero esa brecha acabó cerrándose con el tiempo".

O al menos, esas solían ser las duras desilusiones de un niño de nueve años enamorado de su mejor amigo, una pequeña estrella en el mundo del circo y de la música.

Sin embargo, el mundo siempre tiene planeados destinos trágicos para aquellos destinados a triunfar, y Venti tuvo la desgracia (o fortuna) de formar parte de ese grupo.

Tenía trece años. Era un día como otro cualquiera, él se había levantado con la ilusión de dar un espectáculo encantador, tal y como llevaba haciendo desde que tenía seis años de edad. Quería asegurarle al mundo que él estaba dispuesto a resplandecer, y de paso, recordarse a sí mismo que sus esfuerzos no habían sido en vano. Que había nacido para esto.

Lo que jamás estuvo en sus planes fue ese fallo. Esa caída que provocó la fractura que arruinó su carrera como acróbata.

—Venti... —esa misma noche, Xiao se presentó en el hospital con una expresión horrible en su rostro. Tan pálido. Tan descuidado. Venti observó en silencio su rostro lleno de piercings, sus labios entreabiertos que rogaban por aire, su cabello recogido en una coleta completamente despeinada, y esa guitarra guardada en su funda, destacando detrás de su figura—. Lo siento, lo siento por no haber podido venir antes. Estaba tocando en un bar y no me enteré hasta que terminó la actuación. Tuve que venir corriendo hasta aquí.

—No hacía falta que te tomases tantas molestias por mí. Además, no es más que una fractura —Xiao se acercó a él y tomó asiento en la cama. Dejó su guitarra en el suelo y centró toda su atención en Venti.

—Venti, mírame —el joven obedeció tímidamente, apenas alzando la mirada para poder ocultarse cuando lo considerase oportuno—. Es algo grave, ¿verdad?

Silencio.

Xiao lo dudó un par de segundos antes de abrazar a su mejor amigo. Fue un contacto cálido, reconfortante para ambos jóvenes. Para Xiao, porque amaba sostener a Venti entre sus brazos; para Venti, porque necesitaba el apoyo de Xiao en esos momentos.

—Me he jodido la pierna derecha, por decirlo de forma fea. Me puedo olvidar de ser acróbata, ya no hay vuelta atrás. Esta lesión me ha jodido la vida —sus manos se aferraron a la espalda de su mejor amigo, quien aumentó la intensidad de su abrazo. Era incapaz de poner en palabras lo que pensaba, y Venti lo sabía mejor que nadie.

Para él, era suficiente con tener a Xiao a su lado.

—Pero tampoco voy a deprimirme por eso ahora. Tengo toda una vida por delante, ¿sabes? Voy a disfrutarla como se debe —separó a Xiao de él con un movimiento brusco y se aferró a sus hombros. La mirada de confusión de su mejor amigo logró hacerlo reír—. Xiao, voy a ser un adolescente normal. Iré al instituto con más frecuencia, y yo... Ahora que no puedo seguir con mi vida tal y como solía ser, quiero ser parte de tu día a día. Comprender cómo es tu vida, conocerte más... Y tal vez, si no es molestia, poder cantar junto al sonido de tu guitarra algún día... —su último deseo no fue más que un susurro apenas audible, pero Xiao lo escuchó con claridad. 

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now