Otro rumbo

473 42 14
                                    

Al amanecer Marcia levantó de la cama, completamente destrozada.

La pobre mujer tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Sentía dolor de cabeza por dormir muy poco.

Decidió tomarse un baño para aliviarse un poco.

Esteban amaneció peor, tenía una resaca que no podía soportar. Aunque lo realmente insorportable era saber que nuevamente había perdido a la mujer de su vida. Otra vez estaba completamente solo.

Después de bañarse Marcia se dirigió al comedor para desayunar. Sus hijos también estaban ahí comiendo.

Era un silencio incómodo, hasta que Lucía lo rompió diciendo a Marcia...

-¿Te sientes bien?

-Sí... estoy bien...

-No, tú no te ves bien... -dice Hugo-.

-Tengo dolor de cabeza, ya me tomé una pastilla... no es el fin del mundo... -cabizbaja-.

-Mamá... es por lo que pasó ayer ¿Verdad? -Lucía con un poco de culpa-.

-¿Qué pasó entre ese señor y tú? -pregunta Hugo-.

-Esteban y yo terminamos para siempre... no se tienen por qué preocupar...

-Mamá, sé que para ti es dificil pero, para nosotros también... No podemos perdonarlo. -dice Lucía-.

-Lucy tiene razón... yo creo que deberías casarte con Iñaki y olvidarte de él...

-Sí... no deberías terminar con Iñaki. De todas formas lo de mi papá y tú solo fue por un par de días ¿No? Supongo que no pasó nada más que unos simples besos.

-No te equivocas...

-Estoy seguro que si te casas con Iñaki vas a ser muy feliz porque él es un buen hombre -dice Hugo-.

A Marcia esas palabras le quedaron sonando. A pesar de todo con Esteban las cosas no habían llegado tan lejos.

Ella sabía perfectamente que había traicionado a Iñaki y que debía contarselo.
Sin embargo, estaba la otra parte de no querer herirlo, hacer cómo si nunca hubiese pasado nada y tratar de ser feliz de una buena de vez.

Otra vez se encontraba entre la espada y la pared. Su único refugio eran Alba su amiga y el padre José.

Donde el padre José no iba porque sabía perfectamente que le iba a exigir hacer lo correcto, que era precisamente decirle toda la verdad a Iñaki.

A veces lo correcto no es lo mejor.

Su único consuelo y refugio era su amiga Alba.

Así que decidió ir a buscarla.

Se citó con su amiga incondicional para que la ayudara a decidir qué diablos hacer con su vida.

Marcia comenzó a contarle absolutamente todo lo que había pasado, mientras se desahogaba entre lágrimas.

-No sabes cuánto me duele no estar con él -decía Marcia-.

Alba solo la abrazaba y la acompañaba en su dolor.

-¡Ay amiga! Cuánto quisiera quitarte todas esas penas...

-¡Gracias por no juzgarme! A pesar de que sé que también quieres a Iñaki tanto como a mi...

-Pero cómo te voy a juzgar tia... Aunque me hubiese gustado que confiaras más en mi... que me dijeras lo que pasaba...

-¿Qué debo hacer amiga? Mis hijos me dicen que me olvide de todo y que siga con mis planes con Iñaki... A pesar de todo Esteban y yo no llegamos tan lejos...

Atreverse a atreverseWhere stories live. Discover now