Nuestros enemigos se han multiplicado, tener una gran cantidad de poder no es fácil de manejar y mucho menos controlar para que los demás, estén de acuerdo con tus mismos ideales, pero era algo para lo que estábamos preparados desde hace tiempo.

Tengo que agradecerte, viejo.

Parte de todo esto, no hubiera sido sin ti.

El sonido de mi teléfono, me saca de mis pensamientos y me apresuro a tomarlo, sonrío al ver que se trata de un mensaje de mi marido para decirme que está cerca para irnos a cenar. Respondo de forma breve, para terminar de arreglarme.

Peino mi cabello de forma en que quede totalmente alisado detrás de mi espalda, antes de colocarme un maquillaje sencillo y casi al natural. Termino con un labial rosa nude en mis labios que los resalta, para colocarme los tacones de varios centímetros.

Río por lo bajo antes de negar con cierta diversión.

Solamente a nosotros, se nos ocurre hacer esto en nuestro aniversario.

Aunque...

No seríamos Xander y Valentina, si no tienen una cena de negocios con unos nuevos prospectos de socios el día de que se casaron.

Sí...

Muy original de nuestra parte.

Termino de abrocharme la tira de mi tacón justo a tiempo en el que escucho dos toques en la puerta, sin borrar la sonrisa de mis labios. Me pongo de pie para abrir la puerta y lo primero que me recibe en la puerta, es un solitario lirio blanco junto a la sonrisa de mi esposo que no dudo en responder antes de que admire mi vestido.

—Mi amor, estás...— murmura en tono de admiración, sonrío un poco más— magnífica, se queda corto, para como te ves esta noche—

Extiende el lirio en mi dirección para tomarlo suavemente entre mis dedos, chillo por lo bajo cuando su brazo serpentea hacia mi cintura para pegarme a él, río por lo bajo en el momento en que me besa de forma suave, antes de que gruña al notar que no llevo bragas debajo del vestido.

—Sin bragas...—

—Se marcan con el vestido, al igual que el sostén—

—Nena, me vas a matar a este paso—

—Morirás feliz—

—¿A tu lado? Siempre soy feliz, mi amor— me vuelve a besar de forma breve— en serio, nena. Te ves espectacular, muero por tener nuestros momentos a solas después de esa cena...—

—Realmente, somos unos adictos al trabajo— se ríe— ¿Cómo es que se nos ocurrió hace esta cena con los Ventura en nuestro aniversario?—

—En mi defensa, ni siquiera me di cuenta que nuestro aniversario caía en un jueves—

—Yo olvidé que se acercaba nuestro aniversario— admito, nos volvemos a reír— el daño causado en todos lados por Carina y Darío, sí que fue grande que apenas estamos saliendo de a poco—

—Sin contar, que tenemos dos engendros de nueve meses que son más demandantes que su madre, a la hora del sexo—

—¡Xander!— chillo mientras golpeo su pecho con mi puño, se ríe— maldito idiota—

—Mejor besame, mi amor—

—Con gusto—

Sus manos se aferran a mi cintura mientras que mis brazos se enredan alrededor de su cuello, para acercarlo más a mí. Nos besamos por un par de minutos, hasta que el oxígeno se acaba y une su frente con la mía, en una gran sonrisa.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora