Capítulo 65

10.2K 802 334
                                    

Valentina.

Nada.

Eso es lo que siento en el momento en que la mujer que está frente al espejo se mira con un vestido negro con cuello de tortuga, ocultando aún las tenues marcas que tiene su cuello tras ser lastimado pero eso no le importa ahora, nada le importa ahora.

Absolutamente, nada.

Simplemente, observo a la mujer que se muestra ante el reflejo, una que pensó que nunca más volvería ver luego de haber tenido unos meses de felicidad, una que fue arrebatada en un suspiro y pestañeo que ni siquiera tuvo tiempo de procesar todo lo que sucedió en los últimos días, pero volvía comprobar lo que siempre ha tenido en mente desde la muerte de mis padres.

Hay finales felices para todos, menos para mí.

¿Hasta cuándo voy a aprender que la vida nunca va a darme algo bonito y duradero? ¿Que siempre estaré condenada a acabar con la vida de una persona que verdaderamente me importa?

Que cuando estoy en la cima de tener mi felicidad absoluta, cuando finalmente, puedo ser feliz como creo que me lo merezco.

Todo se esfuma.

Y ni siquiera, me da tiempo de procesar la idea de que tengo que despedirme de alguien más en mi vida, porque ese era siempre el estrago que me deja luego de decidir que ya no puedo ser feliz, ahora es turno de que otras personas sean felices.

Felicidad, que debe ser mía.

Solo mía.

Mis padres, murieron en su aniversario. En ese momento, estaba sumamente feliz porque soñaba tener un amor igual al de ellos.

Mi hija nació y murió veinticinco minutos después, cuando días atrás estaba emocionada y feliz porque iba a ser una niña donde uno de mis sueños más grandes era ser madre y formar una familia.

Dimitri, murió cuando finalmente comenzaba a darle un sentido a mi vida. Donde comenzaba a creer que el poco tiempo que teníamos, tendría la respuesta para saber qué hacer con Xander y mis emociones, acerca de él desde hace ocho años.

Y ahora...

Mi esposo.

Xander, ha muerto cuando nuestra historia comenzaba a tener el final que nos merecíamos después de tanto sufrimiento. Una historia en donde finalmente, comenzaba el rumbo que siempre soñé en mi vida.

Ya nada tiene sentido ahora, ni siquiera el que yo respire.

Mis manos tocan la parte trasera de mi cuello para sacar la cadena y colgarla por encima de la tela, mis ojos detallan como su argolla de matrimonio cuelga de la plata mientras que los diamantes rojos brillan suavemente, como si ellos supieran que es un día gris y los que quedan de mi existencia, serán así hasta que me muera de una manera u otra.

Grises, oscuros y sin algún sentido a cada segundo que respiro.

Limpio suavemente como la primera lágrima se desliza por mi mejilla en el momento en que observo la sortija de mi esposo en mi cuello, una que nunca creí que podría portar por que siempre me hice a la idea de que finalmente, era nuestro momento.

Se supone que debería ser nuestro momento.

¡Es injusto!

¡Es injusto que yo esté pagando los platos rotos de mi único pecado que fue nacer!

¡Es totalmente que mi esposo tenga que ser enterrado con su familia hoy!

¡Es totalmente injusto que yo esté muriendo por dentro!

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora