Capítulo 50

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Xander.

Tienes que hacerlo.

Ella merece escuchar tus disculpas.

Es tu oportunidad de reparar la mierda que has hecho.

Repito esas palabras una y otra vez mientras observo a Valentina caminar de un lado a otro con fervor y emoción ante mi nueva idea para apoderarnos del mercado de la droga. Detallo como toma medidas con la cinta métrica que me ha quitado, escuchando atentamente cada una de sus ideas para aprovechar cada metro cuadrado que tenemos a nuestra frente, la sonrisa de sus labios es lo que necesito para que algo de mi conflicto interno se tranquilice.

Al menos, un poco.

Nuevamente, repito ese mantra que he tenido desde que Yesika me hizo una puñetera revelación divina y dolorosa de mi relación con Valentina. Desde ese momento, mi mente no ha parado de torturarme con las cosas que pude haber hecho para que no termináramos en este punto de nuestra relación, que aunque me cueste admitirlo en toda su totalidad.

Estamos en un punto muerto.

Vamos, Xander.

Tú puedes hacerlo.

Ella merece escuchar tus disculpas.

Es tu oportunidad de reparar la mierda que has hecho.

Ella merece saber la verdad detrás de toda la mierda que te has guardado.

También tienes derecho a sentir dolor.

No siempre tienes que ser el pilar fuerte de todos.

Puedes romperte, cuando no puedas más.

Puedes rendirte, cuando creas que ya hiciste todo lo que pudiste y aún así, no funcionó.

Tienes derecho a rendirte e irte cuando creas que ya has dado mucho de ti hasta quedar hecho destrozos tan pequeños que no puedes encontrarlos nuevamente.

Ciertamente, la charla con Yesika me ha abierto los ojos de diferente manera a algunas situaciones que habían pasado desde la pérdida de Alisha. Luego de esa revelación divina y dolorosa por parte de la pelirroja, la plática no terminó ahí. Para tener dieciocho años, Yesika da muy buenos consejos para la mierda oscura que tengo lidiando desde hace más de cinco años.

El hecho de que seamos seres humanos, Xander. No significa que todo nuestros errores que dañaron a otros, serán nuestra condena.

Así como tenemos el derecho a equivocarnos por dañar a las personas que queremos, también tenemos el derecho a pedir perdón y sentirnos en paz con nuestra alma, no importa qué tan oscura sea. Independientemente si ella acepta o no, nuestras disculpas.

Te equivocaste. Valentina también lo hizo, pero, ¿de eso no se trata la vida y el ser humano?

De equivocarnos y cometer errores. No hay un termómetro que mida qué tan grande debe ser el error para sentirnos humanos, no hay una marca fija o parámetro que defina qué tantos errores debemos cometer para tener el derecho de pedir disculpas.

Siempre tendremos el derecho a pedirlas.

Así como tenemos el derecho a rendirnos, cuando finalmente, la situación ha terminado con nosotros.

No es tu culpa lo que le pasó a tu hija.

Nunca debieron culparse por no poder darle la vida que ustedes soñaron para ella.

Ustedes vieron el bienestar y alegría de su hija por encima de su propia felicidad. Sabiendo que no tenerla con ustedes, iba a destrozarlos.

Lo sabían.

El amor del ZarWhere stories live. Discover now