Capítulo 55

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Valentina.

Abro y cierro la boca con la sorpresa aún en mi cuerpo ante las palabras de Xander, miro de manera rápida cada detalle del inmensa cubierta del yate en el cual nos encontrábamos a bordo, me pongo de pie su regazo para dar pequeños pasos trémulos hacia la orilla de la cubierta y aferrarme a la baranda.

El viento sacude mi cabello y me tomo un momento para cerrar los ojos mientras algunos recuerdos del pasado con este lugar en particular, llegan a mi mente. Un escalofrío agradable me recorre en la columna, ante esos viejos— y placenteros —recuerdos, mis manos se aferran un poco más a la baranda para abrir los ojos, mirando fijamente el mar.

No recuerdo la última vez que estuve en el Black Rose.

Creo que fue poco después de que nos dieran la noticia de que tendríamos una niña corriendo por nuestra casa, queríamos festejar a nuestra manera las buenas noticias con algo de privacidad y el Black Rose, era perfecto para tener nuestros momentos íntimos y perversos a solas.

El Black Rose, era un gran yate de al menos sesenta y cinco metros de largo con más de quince metros de ancho. Era completamente de color negro con algunos toques rojos en diferentes partes de la cubierta. Los pisos eran del mismo color que todo la cubierta exterior, solamente podrías ver los tonos rojos oscuros en algunas habitaciones o paredes, es raro que encuentres una habitación colorida en este lugar.

Tiene al menos cuatro pisos y un helipuerto, sin contar una gran piscina con jacuzzi en la primera cubierta para mirar un perfecto atardecer acostada en una tumbona con un cóctel en la mano.

En el segundo piso, encontrarás la mayoría de las habitaciones para los invitados con baños privados para cada uno. Junto a la cocina y comedor que contaba un gran equipo de chefs y sub chefs, para hacer banquetes para más de veinte personas en ocasiones especiales.

Aunque nunca se han hecho fiestas con toda la familia aquí, nos gustaba mantener este lugar solamente para nosotros solos.

El tercer piso es más como un área de entretenimiento, desde un pequeño casino hasta una gran mesa de billar, prácticamente podrías vivir toda tu vida sin hacer nada y solamente disfrutando de la belleza que puede proporcionar el mar.

Y el cuarto piso...

Trago saliva ante lo que hay en el cuarto piso.

Está más alejado de todos los demás porque queríamos seguir manteniendo nuestra vida sexual en total armonía y privacidad, sin molestias por lo que a esa área en particular es de un acceso totalmente restringido para el personal que no sean Remy o Yerik, son los únicos que ocurren en el cuarto piso donde se localizan las habitaciones más privadas para el personal más cercano a nosotros.

No todos podrían saber acerca de lo que había al final del pasillo del cuarto piso, a un par de metros de la habitación que compartíamos cuando estábamos casados y con una niña en camino, incluso con el embarazo eso no redujo su uso al contrario, lo potenció al punto en que dormíamos más ahí que en nuestra propia habitación.

<<Клетка удовольствия>>

Nuevamente, me estremezco cuando las memorias se vuelven más nítidas en mi mente que no puedo evitar, perderme un momento en ellas.

Gimo con placer mezclado con frustración mientras mis manos se aferran a uno de los barrotes que tengo encima de mi cabeza, no es como si pudiera sostenerme a algo más que no sea eso dado que mis muñecas están aprisionadas por las esposas, tiro de ellas para soltar un jadeo lleno de frustración cuando se detiene.

Siento su risa en mi monte de venus y su cálido aliento me hace estremecerme de arriba abajo con fuerza, mientras mi espalda se arquea en busca de su toque. Gruño con más frustración cuando se aparta de mí e intento agudizar mi oído para saber cuál será su próximo movimiento, pero la venda en mis ojos me impide saber realmente lo que sucede a mi alrededor.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora