Despedida.

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Todo parecía ir sobre ruedas en la recién estrenada pareja. Chris ya sabía todo acerca del accidente de coche y parte del sueño. Su reacción al escucharlo fue bastante inesperada, se quedó mudo al saber que sufrió un accidente así y lo del sueño acabó siendo lo de menos. Llevaban poco tiempo juntos, sí, pero ya se conocían de antes y habían mantenido largas conversaciones en algún que otro encuentro. Por eso y porque regresar a España requería gastar más dinero, Beatriz decidió quedarse, eso sí, pidió a Paula que la enviara dinero prestado.

Pensaba buscar trabajo y ya se lo devolvería, no quería estar todo el tiempo mantenida por Chris aunque tampoco que en casa tuvieran que gastar dinero para ella. Sin embargo estaba decidida a devolverlo todo, además tenía un título universitario con buenas notas, de alguna ayuda serviría.
Buscaría ese empleo mientras Chris estuviera trabajando, se iba una semana a Nueva York y hubiera querido ir con ella pero los dos sabían que eso no iba a ocurrir, además era mejor así.
Ahora estaban acostados, listos para dormir.

— Mañana ya te vas... Voy a echarte de menos, y en este casoplón más aún.

— Yo también voy a echarte de menos —afirmó Chris antes de darla un beso que repetía lo que ya habían dicho sus palabras.

— Esta vez, eres tu el que se va y no mola.

— ¡Ajá! Para que veas, pero mientras siga aquí no me voy a despegar de ti —aseguró Chris y la abrazó de forma que la espalda de ella quedaba encontra del torso de él.

— Me encanta cuando me abrazas así —confesó en un susurro audible para Chris— como te vas ya no vas a protegerme de los fantasmas.

Chris se rió y la abrazó aún más fuerte.

— He dejado el número de los cazafantasmas en la nevera, por si acaso.

Esta vez se rió Beatriz, aunque acabo siendo una carcajada triste por pensar en que Chris se marchaba.

— Volveré antes de que te des cuenta —dijo Chris en contestación a la pena de Beatriz.

— Ya lo sé pero te voy a echar muchísimo de menos, sobretodo por las noches... -bromeó.

— Los fantasmas, claro —siguió su broma—. Pues voy a llamar a unos que parece que quieren impedirte dormir.

No le dió tiempo a contestar pues Chris beso su cuello provocándola un escalofrío que recorrió sus terminaciones nerviosas, como siempre. La mano de Chris se volvió traviesa, Beatriz la sentía bajo su camiseta, primero acariciando sus costillas provocando que su respiración se acelerara, seguidamente masajeando sus senos con suavidad, endureciendo sus pezones y causandola que soltara un leve gemido. Entonces Chris siguió besándola el cuello con cálidos besos y su mano siguió su camino de caricias bajando por su vientre, activando la sensibilidad que Beatriz tenía en esa zona por lo que ella, en un impulso, rozó su trasero contra la zona prohibida de Chris, queriendo notarlo. Chris, satisfecho, siguió bajando la traviesa mano, que se coló en la ropa interior de Beatriz.

— Chris... —gimió ella pidiendo lo que se avecinaba.

Sin embargo, Chris cambió de idea y lo que hizo fue bajar las prendas inferiores de Beatriz hasta quitárselas. Aprovechando a no estar atrapada por los brazos de su novio se sentó encima de él y le besó, primero con beso cortos que se convirtieron en uno más apasionado que alteró sus respiraciones por completo. Chris se deshizo de la camiseta de ella dejándola desnuda al completo, ahora era su turno. Con un movimiento rodaron hasta quedar Chris encima, quien tenía ya el torso desnudo así que con ayuda de Beatriz se quitó los pantalones y los boxers que tanto comenzaban a apretarle.

De otro movimiento Chris quedó debajo, otra vez. La joven quería tomar el control y le besó, sus sabrosos labios, su cuello, su fuerte torso, y bajó más hasta besar su erecto miembro. Estaba caliente, muy duro y enorme, era realmente apetecible y Beatriz no se pudo resistir. Lo metió en su boca y empezó a chupar con un hambre atroz, su novio gruñía de placer cada vez más según se acercaba al climax. Entonces la chica dejó de comer dejando a Evans furioso con lo que la cogió de la cintura para ponerla debajo de él. Antes de nada se puso un condón, como siempre, una vez puesto y con ella ofrecida, la penetró con ganas haciéndola gritar. Salvajes embestidas hacían temblar la cama, gemidos inundaban la habitación.

Ella clavaba las uñas en la espalda de Chris pidiendo más, y él la mordía el cuello como respuesta mientras sus embestidas no cesaban y cambiaban el ritmo. Un gemido salió de la garganta de ambos anunciando que llegaron al climax. Cuando cesaron los espasmos de la joven envuelta en placer, el ojiazul salió. No dejaron de besarse aún necesitando recuperar el aliento, hasta que los latidos de sus corazones se normalizaban. Se abrazaron y siguieron besándose hasta quedar dormidos, estaban agotados. El despertador sonó temprano, interumpiendo su corto descanso, y como siempre Chris lo apagó de un manotazo. Raro era que aún no estuviera roto.

— Buenos días, preciosa.

— Muy buenos días, pipiolo.

— Quédate en la cama durmiendo —la besó en la frente— mientras me preparo.

Ella asintió con los ojos sin abrir, Morfeo la tenía bien atada. De todas formas quería ayudar a Chris así que se levantó cuando esté se estaba duchando a prepararle un buen desayuno, lo cual Chris acabó agradeciendo.

— Que tengas un buen vuelo, Chris, y que todo te salga muy bien.

— Gracias, pensaré en ti todos los días y te llamaré siempre que pueda.

— Te tomo la palabra, y ahora vete o perderás el avión. ¡Vamos!

— Te llamaré —la besó una última vez y se largó dejando a Beatriz en casa.

La llamó en cuanto montó en el taxi y hablaron tanto tiempo como duró el trayecto, ella deseando suerte a Chris y este prometiendo que volvería pronto.
Así es como Beatriz se quedó sola, en la casa de Chris Evans, su novio. Como tenía toda la casa para ella sola y sus ganas de salir eran nulas se puso a recoger la habitación que parecía una leonera con la fiesta de anoche y después a limpiar la cocina. Se tomó su tiempo, no tenía prisa. Una vez acabó, y aburrida, encendió la televisión. Otra vez sola en casa viendo la tele, la historia de su vida. Claro que él la había preparado una pequeña pero grata sorpresa. Cuando menos lo esperaba sonó el timbre.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora