Todo bien.

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Aquel día había sido realmente agotador así que apenas duraron minutos despiertos una vez se acostaron.
Serian como las seis de la mañana, cuando Beatriz se despertó sobresaltada empapada de sudor. Su primera preocupación fue comprobar que Chris estuviera bien, teniendo cuidado de no despertarle. Una vez supo que él estaba apaciblemente dormido suspiró aliviada, sin embargo ya no se atrevía a dormirse, no quería revivir esa horrible pesadilla otra vez. Aunque el sueño la obligó a cerrar los ojos, Beatriz no paraba de dar vueltas, inquieta. Para tranquilizarse se colocó frente a Chris y se limitó a observarle.

- Parece un ángel —pensó.

Aunque a penas podía verle bien por la oscuridad que reinaba la habitación, la claridad que estaba surgiendo del amanecer la permitió fijarse en Chris: su respiración acompasada, su boca entreabierta, su cara de niño bueno, sus lunares...

— Eres hermoso —susurró.

Cuanto más le miraba, más enamorada y feliz se sentía, y el sol iluminaba cada vez más la habitación como si pretendiera destacar frente al brillo de sus ojos observando a Chris. En ese momento cerró los ojos y volvió a los brazos de Morfeo.
Horas después, la intensidad de la luz solar despertó a Chris, quien, dándose cuenta de que Beatriz estaba dormida, se quedó inmóvil y mirándola. Parecía que un halo de luz rodeaba a Beatriz, pues estaba de espaldas a las ventanas, y pese a no tener el mejor aspecto, Chris consideró que tenía delante a la Belleza misma, y todo porque estaba enamorado. Para despertarla con cuidado, la dió un tierno beso en la frente y preparó su mejor sonrisa para cuando ella abriera los ojos.

— Buenos días, bonita —la saludó en cuanto ella despertó.

— Buenos días, precioso —contestó con el corazón acelerado, al tener esos ojazos azules clavados en los suyos y ver esa perfecta y brillante sonrisa, más intensa que el astro rey.

Un bostezo arruinó ese momento, al final los dos acabaron estirándose y bostezando pero no salieron de la cama.

— No me mires así —pidió Beatriz, sonrojada.

— Eres adorable.

— Mira quién fue a hablar.

Chris soltó una carcajada y atrapó a Beatriz en sus brazos.

— ¿Qué haces? —preguntó divertida.

— Abrazar a mi novia, y evitar que se escape.

— Qué bobo eres.

— Creía que ya lo sabías —bromeó y ello se rió.

— También eres muy cómodo, creo que te usaré de almohada más a menudo.

— Por mi estupendo.

— Oye Chris.

— ¿Qué?

— A este paso vamos a necesito insulina.

— ¿Por qué? —preguntó confusó, para cuando ella le iba a responder, Chris se rió del chiste.

— Venga campeón, sueltame que tengo que ir al baño.

— No quiero.

— A mi tampoco me hace gracia pero tienes que dejarme —insistió.

Poniendo mala cara, cual niño pequeño al que quitan su juguete, Chris la dejó libre. Ya habían desayunado y Lisa aparecería en cualquiera momento pues ya había quedado en que recogería a Beatriz ya que así aprovechaba a ver a su hijo.
Como esa mañana consiguieron cargar el móvil al fin, se despreocupó del dinero porque el cargador ya no era necesario y no quería comprar nada de todas formas. Total, que Lisa llegó a la casa y media hora después ya estaban de compras por la cuidad.

— Ahora que estamos solas te lo tengo que preguntar —dijo Lisa un poco seria— ¿qué buscas en mi hijo?

— ¿Perdón?

— ¿Dinero, fama? —la interrogó.

— No, yo no...

> Escucha querida, yo no te conozco a excepción de lo que me ha contado Chris sobre ti, además es su vida y no quiero meterme entre vosotros pero entenderás que, como soy su madre, me preocupo y si Chris te importa un poco es mejor que la relación no avance si tenéis proyectos diferentes, para que no sufra.

Ante esta charla, Beatriz se quedó anonadada, sin poder articular palabra, sin embargo hizo el gran esfuerzo de contestar.

— Tienes el mejor hijo del mundo, no quiero hacerle daño, de veras que no... Estoy enamorada de Chris —confesó, sonrojándose pero sonriendo acorde a sus palabras—, y me parece que no es difícil de entender.

— Ya he visto cómo os miráis también y sé que lo traías loquito desde que te conoció en Boston, porque te estuvo buscando hasta por debajo de las piedras —aseguró— y como le conozco no quiero que acabe decepcionado.

- ¿Que me buscó? Y ha hablado de mi con su mamá, aww —pensó enterneciéndose.

— Pero no me llores —dijo Lisa abrazandola— que no te estaba riñendo.

— Lo siento, no es eso —dijo calmándose— es que no sabía que Chris me hubiese estado buscando.

— ¿No? Pues fue a Irlanda sólo porque esperaba verte. Y lo de la nota, todo eso.

— Y yo que fui a Boston para buscarle sin esperar encontrarmelo... —pensó en alto.

Esto produjo un silencio incómodo, pues Lisa intentó no interpretarlo como la historia de una busca fortunas. Y Beatriz buscó que decir para remediarlo.

— Quería decir que...

— No digas nada, eres una fan que ha buscado engatusarlo y lo has conseguido —balbuceó desagradable.

— No es cierto, no del todo —aseguró triste— es complicado, creerías que estoy loca.

— Dije que no iba a meterme... Tengo que irme.

— ¡Espere! Deje que se lo explique, por favor.

— No es necesario —se desentendió— con quién tienes que hablar es con Chris, así que te voy a acercar a su casa.

La vuelta a casa fue enormemente incómoda, además se sintió como una mierda por hacer creer a Lisa que lo que buscaba en Chris era superficial. Y eso no era lo peor, si Chris se enteraba... Encima la verdad tampoco resultaba creíble, sin embargo era lo único que tenía.
Antes de entrar se desahogó intentando zarandear un árbol, después quedaba tragarse el miedo y hablar con Chris. El problema es que nada más ver esa sonrisa suya se acobardó.

— ¿Qué tal te ha ido con mi mamá? —preguntó antes de darla un pico.

— Bien —sonrió falsamente.

— ¿Seguro? —la miró preocupado.

— Sí, todo bien —aseguró.

— A veces mamá es muy liberal y la gente no está acostumbrada —explicó.

— Tú madre es genial, te quiere mucho —afirmó.

— Lo sé y yo a ella... Bueno dejemos el tema porque he preparado algo especial —insinuó Chris arqueando una ceja como sólo él sabe hacerlo.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora