Mujer.

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— ¡Mierda! —gritó sospechando qué era lo que la molestaba bajo las sábanas.

Pero como era una sospecha rápidamente se levantó para comprobarlo y, efectivamente sus deducciones se confirmaron nada más verlo.

— ¿Por qué a mi? —preguntó desesperada a la nada— si aún no me tocaba... ¡Maldita sea! ¿Qué hago yo ahora? Qué vergüenza...

Mientras pensaba en silencio qué hacer unos toques a la puerta llamaron su atención, era Chris que con tanto escándalo acudió preocupado.

— ¿Va todo bien?

— Sí pero no entres.

— ¿Estás segura?

— Que sí, ahora salgo, tranquilo.

Como si de Speedy González se tratara, quito las sábanas de la cama a todo correr. Y un suspiro que provocaría un tornado en Hawai escape despavorido de sus labios. En colchón estaba prácticamente impecable. Después, con la sábana bajera arrugada en el suelo, hizo la cama. Lo único que la quedaba era cambiarse, no sin antes ducharse.

- Joder, necesito la mochila urgentemente, no me puedo duchar aún... Necesito su ayuda.

— ¡Tierra trágame! —exclamó con la esperanza de desaparecer, sin embargo no sucedió nada, igual que cada una de las veces anteriores que lo pidió.

Se armó de valor y abrió la puerta levemente, lo suficiente como para asomar su cabeza y llamar a Chris, quien no tardo en acudir.

— ¿Qué pasa? Me estás asustando, no será una abeja —bromeó.

— No es eso. Chris no se cómo decir esto —se tomó unos segundos antes de proseguir— alguien ha bajado a visitarme antes de tiempo.

— ¿Qué? —preguntó sin entender nada.

— Que me ha bajado la regla —susurró como si fuera un secreto.

— ¿Eso es todo? —preguntó aliviado.

— No, verás, ahora mismo necesito mi mochila donde tengo esas cosas de mujer.

— ¡Oh! Necesitas tampones y eso, creo que no tengo pero se compran y ya está, sin problema.

Beatriz alucinó bastante con la naturalidad de Chris, lo que causó que no respondiera.

— Beatriz, Beatriz —la llamó hasta que sus ojos dejaron de mirar al infinito.

— Chris, otra cosa más, bueno, dos. Te compraré otros calzoncillos y otras sábanas. Lo siento, es que esto me da mucha vergüenza.

— Tranquila, es algo natural, además estoy acostumbrado, recuerda que tengo dos hermanas —dijo divertido.

— Claro... Es que no quiero que vayas a comprar eso pero yo no puedo... ¿Y si te ven?

— Deja de preocuparte tanto, iré a comprate eso y olvídate de todo lo demás.

— Gracias Chris.

— No me las des, tardaré lo menos posible, ¿estarás bien sin mi?

— Sí —contestó junto a una sincera sonrisa.

— Hasta ahora —la besó en la frente y se fue.

Durante la ausencia de Chris se lavó los dientes y la cara, y siguió muerta de vergüenza.

— Entre el aliento, las legañas y esos pelos, sin contar la regla... Bravo Bea —se dijo con sarcasmo acompañado de tres aplausos.

Ahora solo la quedaba esperar a que Chris volviera con la mercancía para poder ducharse y estar más tranquila. Lo malo es que tardó más de lo esperado, o se la hizo eterno, o ambas cosas.

— He vuelto, no sabía que querías así que te he traído de todo un poco, tenía que haberte preguntado —dijo enseñando dos bolsas llenas con todo tipo de compresas y tampones.

— Dios Chris, con esto tengo para un año... ¿Cuánto ha costado?

— Nada, invita la casa.

— Chris, ¿cuánto ha costado?

En lugar de contestar se marchó por donde había venido. Beatriz no pudo si no ducharse y ponerse ropa limpia al fin, sin olvidarse del tampón. Elegir uno fue lo más complicado. Ya estaba lista, camiseta limpia, calzoncillos limpios y calcetines limpios. Recogió las sábanas y el resto y lo llevó a la esquina que Chris le indicó la última vez.

— He dejado eso ahí aunque mejor deberías tirarlo.

— Ya me ocuparé de eso, ven, he preparado el desayuno.

— Chris, me has salvado la vida —aseguró.

Él se rió y sirvió el desayuno en la mesa.

— A comer —dijo con tono amable y autoritario, señalando una silla y mirándola a los ojos.

— Me caes mal —soltó.

— ¿Ahora te caigo mal? —preguntó sin querer respuesta y se rió.

— Cállate —ordenó y se dispuso a desayunar— encima esto está bueno.

Al final los dos acabaron el desayuno entre risas. Y sé fueron al sofá después de recoger.

Un Sueño Vivido. II © (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora