Con las palabras de mi esposo a procesar, miro el reloj de mi muñeca mientras cuento mentalmente los segundos que transcurren, sonrío de lado.

Uno. Dos. Tres. Cuatro...

—No pienso formar parte de esto—

Cinco.

—No pienso formar parte de esto...¡La mayoría de nosotros estamos aquí para buscar una explicación de la Cosa Nostra por el caos que ustedes han ocasionado!— grita uno de los hombres. Lo reconozco como el jefe de la mafia de Brasil, sus ojos se llenan de cólera— ¡Su problema es con la Cosa Nostra! ¡No con nosotros! ¡Solamente nos han perjudicado a las demás mafias por su estúpida guerra! ¡Ustedes han arruinado mi cargamento!—

Veo cómo empuja a varias personas para salir del montón y le hace un asentimiento hacia las personas que vienen con él, pero ninguna se mueve realmente por miedo. Ladeo mi cabeza mientras espero pacientemente, la comisura de mis labios se eleva un poco más al darse cuenta que nadie lo sigue y grita a los cuatro vientos.

—¡Bien! ¡Me largo yo solo de aquí!—

—Tengo que decirle que esa no es una muy buena idea, caballero— la voz de Xander, resuena en todo el lugar. No pierde su formalidad— debería escucharnos...—

El hombre se niega mientras camina con paso decidido hacia la salida, Xander me da una pequeña mirada que me hace entender que puedo moverme a mi antojo. Sonrío como niña pequeña ante un nuevo juguete.

Mamá Novikov, se va a divertir.

—Realmente, no le recomiendo que intente salir por esa puerta, caballero...—

El sujeto se detiene ante la voz de mi esposo para mirarlo con cólera en sus ojos. Suelto un pequeño suspiro para meter las manos en los bolsillos de mi pantalón y sin que nadie me note, comienzo a desplazarme por las sombras en su dirección.

Todos se encuentran tan concentrados en la conmoción que estamos armando, que ni siquiera se dan cuenta de mis pasos, ni del eco de mis tacones hasta que me coloco detrás de la espalda del sujeto con una pequeña sonrisa malvada ante el compañero caído que tendrán en unos segundos.

Lástima.

No, en realidad no.

Hace tiempo que no mato a alguien.

Será un buen inicio de este fin de guerra.

—¡No voy a escuchar nada! ¡Nada! ¿¡Me oyeron!? ¡Prefiero morir antes que asociarme con ustedes, malditos hijos de puta! ¿¡Que van a hacerme!?— se echa a reír— ¡Nada! ¡No les conviene tenerme...!—

Antes de que termine sus palabras, saco mi arma y le disparo directamente a la cabeza, sus gritos se callan de golpe mientras que la sangre me salpica ligeramente el rostro, los invitados gritan con cierto pánico ante lo que acaba de suceder con el hombre antes de que limpie suavemente mi mejilla con sangre en una pequeña mueca.

Silbo con falsa impresión antes de echarme a reír por lo bajo, Xander suspira con falsa lástima hacia el sujeto muerto mientras que su sangre forma un charco más grande debajo de su cabeza.

—Bueno, el tipo sí que era un charlatán— digo de forma fresca, limpiando el resto de mi rostro— menos mal, que logró conservar bien su lengua. Una lástima que solamente, haya servido para cavar su tumba, siempre he pensado que pueden darse muchos beneficios con ella—

—Se le advirtió, solnischko—

—Lo sé— vuelvo a echarme a reír, todos se miran entre sí con cierto temor— eso lo hace más placentero—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora