Capítulo 25: Rompecorazones - Segunda parte

1.9K 247 17
                                    

―¡Jajaja!― Momonoki-sensei soltó una carcajada, mientras sus alumnos la observaban estupefactos. ―Debo decir que has sido un reto mayor de lo que había previsto. Sin embargo, no te pongas arrogante, estudiante―. Siseó esas palabras con sorna. ―Todavía eres sólo un estudiante y no serás capaz de derrotarme―.

―En eso te equivocas, sensei―, se plantó valientemente Caim ante la furiosa profesora. ―No soy sólo un estudiante, ¡soy miembro de la Manada Anormal!―. Mientras su anuncio resonaba en las paredes de la sala, aturdiendo a todos los presentes, un muro de hielo estalló ante Caim, protegiéndolo a él y a los alumnos que tenía detrás. ―¡¿A qué están esperando?! ¡En marcha!― Se dio la vuelta para fulminar a los de primer año, que se habían quedado paralizados de asombro ante la escena que tenían delante.

―¡Sí, Caim-senpai!― Exclamó su kohai, con los ojos brillantes por el respeto recién ganado.

―Parece que hemos llegado a tiempo―, exclamó Kerori, antes de volverse para mirar a los dos kohai de su equipo. Se estremecieron bajo la mirada y se enderezaron en señal de respeto. Al principio, se mostraban traviesos e irrespetuosos, pero se controlaron después de que Kerori... les diera una lección. ― ¡Quédense atrás y protejan a los estudiantes de la sobrecarga del dispositivo! ¡Necesitamos derrotar la misión S. O. S!―

―¡Sí, señora!― Ambos respondieron al mismo tiempo, saludando antes de hacer lo que ella les ordenaba.

― ¡¿Creen que por el simple hecho de ser dos pueden derrotarme?!― les gritó Momonoki-sensei, lanzando un potente rayo de electricidad hacia el muro de hielo. Sin embargo, fue devuelto por una poderosa patada. ―¿Q-qué?―

―¿Y tres?― IX aterrizó junto a sus compañeras de manada, erguida y orgullosa.

―¡Esa patada! ¡No puede ser!― exclamó Momonoki-sensei, volviéndose hacia una Opera que sonreía orgullosa.

―No es la patada de Opera-dono, no creo que pueda lograrlo todavía... pero pronto―, anunció IX, leyéndose a sí misma para atacar. ―Pero he entrenado a sus órdenes durante el verano y he aprendido mucho de él, ¿quieres saberlo?―.

IX no esperó respuesta y se lanzó contra su maestro con un potente puñetazo. Normalmente, un estudiante no puede igualar físicamente a un maestro, pero ésta se había entrenado con el luchador de combate cuerpo a cuerpo más fuerte. Ayudaba que Momonoki-sensei fuera un luchador especializado en larga distancia. Patada tras patada, puñetazo tras puñetazo, Momonoki-sensei recibía el mismo daño que había infligido a Caim y se duplicaba. No importaba qué hechizo le lanzara a IX, se doblaba a su alrededor e incluso a veces se unía a ella en un ataque contra Momonoki-sensei.

―¿C-cómo es posible?― Momonoki-sensei tartamudeaba mientras se apretaba el estómago, apenas capaz de mantenerse en pie.

―Mi habilidad con la sangre no sólo funciona con las personas―, IX sonrió maliciosamente a su maestra. El aplomo y la gracia de los que hacía gala no era algo que soliera poseer, era la confianza de una guerrera. ―Leid y yo decidimos que queríamos sorprender a la gente, demostrarles que si usas la magia de tu línea de sangre con ingenio todo es posible. Incluso doblegar la magia de otros para que tenga el deseo de complacerme. Increíble... ¿no crees, sensei?―.

Momonoki-sensei se quedó mirando a sus alumnos en un silencio atónito, temblaba y no sabía si era de rabia o.... de miedo. ¿Desde cuándo nuestros alumnos son tan despiadados? ¡¿Cómo es que pueden ser tan intimidantes siendo de segundo año?! ¡Deberían ser sólo estudiantes!

... Pero no lo son.

Son una manada.

Eso es lo que no tuvimos en cuenta al construir esta prueba... y ahora estamos pagando por ello.

Rey de mi corazón | IruAzz (traducciónEs)Where stories live. Discover now