𝟏𝟗

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«Deja de mirarlo… Deja de mirarlo…»

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«Deja de mirarlo… Deja de mirarlo…».

Traté de tener los ojos clavados en los miembros del departamento que estaban de pie en la parte de delante de la habitación. Estaban exponiendo por qué merecían obtener las entradas para ir a la salida a bolsa, pero no podía evitar mirar a Adrien.

Estaba sentado delante de mí, y no me estaba poniendo nada fácil lo de concentrarme. Me lanzaba una sonrisa lujuriosa cada pocos segundos, se lamía los labios de forma juguetona o me echaba una mirada que decía que solo pensaba en tumbarme en la mesa de la reunión y follarme justo después de que esta terminara.

Me había pasado todo el domingo acostada en la cama mirando al techo, reproduciendo en mi mente cada segundo de la noche del viernes, deseando que no se hubiera terminado. Había sido el sexo más increíble de mi vida; todavía no podía creerme lo perfecto que había sido.

—¿Señorita Dupain-Cheng? —El señor Barnes se aclaró la garganta—. ¿Qué equipo cree que lo ha hecho mejor? ¿A quién elige?

Miré a los cuatro jóvenes que había en el rincón con los ojos cerrados, esperando ser los seleccionados. Todos ellos habían realizado un trabajo increíble, y merecían ir al espectáculo los dos equipos.

—Elijo a los dos. —Sonreí.

—¿Qué? Solo hay dos entradas para…

—Un equipo puede recibir mis entradas para el baile de la salida a bolsa, y el otro puede disfrutar de los vales para la estancia de un fin de semana en Napa Valley este fin de semana.

Todos los presentes dejaron escapar un jadeo colectivo. Incluso Adrien abrió mucho sus ojos verdes.

—¿Va a renunciar a un vuelo privado y a un día en una bodega? —Barnes parecía sorprendido—. ¿En serio?

Asentí.

Me había sentido emocionada cuando la junta directiva envió a los directores de departamento un correo electrónico con aquella recompensa por nuestro duro trabajo. Era un vuelo en primera clase para acudir a una de las mejores bodegas del país, pero yo supe que no lo aceptaría en el mismo momento en que lo recibí.

—Es que… esto hará que todos los demás trabajen todavía con más ahínco, ¿no cree? Y todavía puedo reunirme con todos. Napa Valley está a solo una hora, y adoro el vino. —Me reí y el resto de los presentes me
acompañó.

—Guau, es muy generoso de su parte. —Sonrió—. Gracias a los miembros del equipo por su arduo trabajo. Esta tarde les enviaremos un correo electrónico en el que les comunicaremos qué ha ganado cada equipo.

Les premiamos con una última ronda de aplausos mientras salían de la sala. En cuanto la puerta se cerró, todos nos levantamos y nos estiramos, mientras el señor Barnes preparaba la pantalla del proyector para la sesión zen semanal.


𝙈𝙤𝙣 𝙋𝙖𝙩𝙧𝙤𝙣 | 𝘼𝘿𝘼𝙋𝙏𝙀𝘿+16 | 𝘼𝘿𝙍𝙄𝙉𝙀𝙏𝙏𝙀Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz