—¿Cómo es que nunca los vi?—

—Cariño, eres más fanática del café que del té. Por eso, ni siquiera le haces caso a los pomos llenos de hierbas en la alacena— la abre, veo como alrededor de unos diez o más frascos— tengo de mucha variedad. Lavanda, tila, lechuga, mulungu, kava–kava, manzanilla, parchita, hierba de San Juan, toronjil y el que nunca falla, la valeriana. Todos tienen propiedades para inducir el sueño, mi niña—

—Eso...— nuevamente, las lágrimas se deslizan por mis mejillas— oh, Remy...lo siento tanto...—

—Hey, cariño. Mírame— me toma en sus brazos en un fuerte abrazo, besa mi cabeza y no puedo dejar de llorar por un par de minutos— está bien, ¿de acuerdo? No pasa nada...—

—Sí, pasa...— murmuro con un sollozo— si pasa, por que has tenido un estrago con tu salud al no poder dormir por culpa de los secretos...—

—Secretos que yo decidí callar, ¿de acuerdo? ¿El insomnio, cariño? Te acostumbras a él, ciertamente—

—No debería ser así...—

—Lo sé, pero yo mismo me he buscado esto, ¿entiendes?— asiento, besa mi frente— nada de esto, es tu culpa, ¿sí? Tu más que nadie junto a Xander, son las víctimas del juego de sus padres—

—Dime que vas a dejarlos...— le pido en súplica— dime que vas a dejar de tomarlos, por favor. Y que ahora, dormirás como realmente debes hacerlo. Sin remedios naturales que te induzcan el sueño—

—No es como si pudiera dejarlos de la noche a la mañana, mi niña— asiento, limpia mis lágrimas— pero, puedo cambiarlos por unos más saludables y que no me induzcan el sueño, ¿como suena eso? Aparte, las cositas esas están ricas...—

—Un poco mejor...— lo abrazo— ya no tienes que preocuparte, papá. Ya puedes dormir bien...—

—Lo sé, cariño. Lo sé...— acaricia mi espalda— el que toda la verdad haya salido a la luz, me ha permitido liberar parte de mi culpa, creo que podré descansar más de tres horas seguidas—

—Prometeme que vas a intentar dormir más, no quiero que nada malo te pase por culpa de todos estos secretos...por favor—

—Lo prometo, mi niña—

—De acuerdo— beso su mejilla, sonríe un poco— por favor, deja ese té y ve a dormir con tu esposo. Ha sido un día pesado para todos, necesitas descansar...—

—Sólo sí me prometes que vas a hacer lo mismo— asiento con una pequeña sonrisa— mi niña, has pasado por mucho en menos de un día. Necesitas descansar...—

—Lo haré— lavo el vaso de agua y tomo la taza de té, para tirar su contenido y lavarla también. Me acerco a Remy, no dudo en volver abrazarlo para besar su mejilla— buenas noches, papá. Descansa, te amo—

—También te amo, mi niña. Y lo siento...—

—No pasa nada, papá— respondo segura— como lo mencioné, no tengo nada que perdonarte por haberme protegido a costa de tu propia salud...—

—Aún así...— besa de nuevo mi frente, suspira— lo siento, cariño—

—Estaremos bien...de a poquito—

Finalmente, una sonrisa un poco más grande se forma en sus labios antes de asentir.

—De a poquito, mi niña—

Ambos nos marchamos en diferentes direcciones mientras apago la luz de la cocina para subir las escaleras, en dirección a mi habitación para procesar y descansar un rato de la mierda emocional por la que he pasado, me cuesta creerlo aún.

El amor del ZarWhere stories live. Discover now