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Minho se había levantado con una sensación persistente en su pecho, esa incomodidad que se mantuvo y le quitaba un poco el aire. Se coloco audífonos y salió de casa tal como llevaba haciéndolo las ultimas semanas, si lo pensaba bien, debían quedar poco más de dos semanas ya para el compromiso de Chan.
Y es que no se lo había podido quitar de la cabeza.

Ese "En mes y medio" había sido hace un mes, lo que significaba que solo quedaban dos semanas para que Chan oficialmente fuera un alfa casado, y quien sabe, tal vez enlazado si su padre cumplía con sus planes respecto a su celo.

¿Él? Había vuelto a su rutina antigua, lo malo es que antes también se incluía a Chan. Así que ahora se aburría en clase y luego se aburría en casa, partes de su mente parecían no aceptar que lo con Chan se había acabado y de alguna forma u otra rechazaba ver a otros chicos, no se sentía listo.
Aunque lo intento, dos semanas después de esa plática había salido con un chico y cuándo se besaron Minho no se sintió bien, las manos sobre su cintura le habían mareado y termino dejándolo allí porque sentía que vomitaría.

Algo curioso es que Minho siempre se comparo con los insectos, todos los odian, pero esas pequeñas criaturas jamas sabrán por qué. Así mismo era Minho.

Tal vez no debió ir tan embalsamado en sus pensamientos.

Había entrado al salón como cualquier otro día, llegado a clases y desconectado los audífonos. Cuando cruzó la puerta del salón de clases su cuerpo se detuvo, por completo. Cada centímetro de su cuerpo congelándose sin buscar mirar arriba.

No lo hizo, dió tres pasos atrás aún con su cabeza gacha y comenzó a caminar otra vez. Sus pasos eran largos.

— Minho, detente.— Escuchar su voz fue como un balde de realidad caer sobre él. Era fuerte, autoritaria, tal como la recordaba. Y su lobo acato la orden.

— ¿Qué haces acá?.— Agradeció que su voz no temblara, se giró y sintió que realmente no podría decir una palabra más cuando le tuvo cara a cara.

— ¿Por qué tan frió?.— La voz burlesca le asqueaba, su respiración acelerada inflaba su pecho, sus manos apretándose fuerte para no temblar.— ¿No me extrañaste?

— ¿Qué quieres, Jaehyun?.— Su voz no salió tan fuerte como esperaba. Su tono había bajado y se culpo a si mismo. Se había prometido tantas cosas a si mismo y ahora no podía cumplir nada, sus ojos picaron.

— Vine a verte, a recordar lo nuestro.— Su respiración se corto cuando los brazos de Jaehyun rodearon su cintura y tuvo al alfa apoyado en él. Su cuerpo estático.

Empujalo. Su cuerpo no reaccionaba, la respiración tibia de Jaehyun sobre su cuello. Estaba aterrado. Su respiración se corto por completo y sintió que vomitaría, sus ojos llenandose de lagrimas sin pedirlo.

Jaehyun volvió a hablar, su voz mucho más bajá, sus dedos comenzaban a apretar y acariciar su cintura y sus labios se apegaban a su clavícula.— Deberíamos recordar viejos tiempos, debo admitir que eres mucho más caliente ahora.

Cuando los labios de Jaehyun tocaron su cuello su cuerpo pareció reaccionar por inercía, sus brazos forcejando hasta zafarse del agarre del alfa y empujandole por los hombros. — Alejate de mi.
Sus ojos estaban totalmente aguados cuando habló. — ¿Cómo entraste?

— Dije que mi pareja estudiaba acá, ¿Acaso es mentira?

Lo odiaba. Lo odiaba tanto y le tenía tanto miedo. Sentía que su cuerpo colapsaría en cualquier momento. Toda la escena se sentía irreal.
Sobre todo cuando sintió el dolor en su cabello, su cuerpo volvió a ese estado de negación donde solo podía tratar de zafarse, la mano de Jaehyun enredada en su cabello tirándole con fuerza.
Su rostro ahora ardía, todo su cuerpo se sintió débil al minuto en que había sentido ese cuerpo tan cerca. Ese olor.
Y otra vez se había sentido como un insecto, recibiendo el odio de alguien más.

om(e)g(a) !! banginhoWhere stories live. Discover now