Capítulo 37

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Desde que supo que Ling Che y él se habían enamorado, Xu Tangzhou había llamado a Xie Rui dos o tres veces. Él había perdido la memoria, pero Xie Rui no. ¿Por qué Xie Rui nunca lo había mencionado en los últimos años? La persona de la que estaba enamorado no era otra que Ling Che, un superestrella.

Xu Tangzhou tenía dos conjeturas. Una era que Xie Rui no lo sabía en absoluto y sólo pensaba que Ling Che era su ídolo; la otra era que había 'dejado a Ling Che', como dijo Huang, porque no quería tanto a Ling Che, o porque realmente habían tenido una mala experiencia, así que Xie Rui no lo mencionó porque era mejor para él hacer menos que nada.

Fuera lo que fuera, Xu Tangzhou necesitaba saber la respuesta.

Wu Nana se quedó en la sala de estar, así que Xu Tangzhou se llevó el móvil a su habitación.

Presionó la respuesta: "¿Mamá?".

Llegó la voz de Xie Rui, sorprendentemente desconocida después de meses sin hablar por teléfono: "Cachorro*, ¿por qué has ido a un programa de variedades? ¿Por qué no me lo dijiste? Si uno de nuestros empleados no te hubiera visto anoche en la tele, no me habría enterado".

*崽崽(zǎi zǎi): es una palabra que se suele utilizar como apodo, también para referirse a niños. No está relacionado para nada con animales.

El tono interrogante sorprendió a Xu Tangzhou, que respondió: "Quería ganar dinero".

Xie Rui dudó: "¿Te falta dinero? ¿Cuánto quieres? Te lo transferiré".

Xu Tangzhou dijo: "Diez millones".

Xie Rui se quedó perpleja: "¿Para qué necesitas tanto dinero?".

"Para comprar una casa". Xu Tangzhou respondió con toda naturalidad: "¿No te lo había dicho?".

Era cierto que Xu Tangzhou se lo había mencionado a Xie Rui.

Tras retirarse del ejército, Xu Wei abrió una tienda de motos pesadas, retomando el sueño que tenía de joven. La tienda era muy conocida en el sector desde hacía cuatro años, pero el amplio y privilegiado local se subastaría legalmente a finales del año que viene, cuando expirara el contrato de alquiler, y necesitaban comprarlo. Xu Wei ha calculado todos sus activos y aún le faltan algo más de 10 millones.

Tanto el padre como el hijo son idealistas, personas dispuestas a dar sin parar por lo que quieren. No es de extrañar que Xu Tangzhou se arriesgue por ello, pero a los ojos de Xie Rui, una persona práctica, resulta un poco infantil y gracioso.

Pero estaban divorciados, y ella no tenía posición ni necesidad de preocuparse.

Esta no era la principal preocupación de Xie Rui, que contuvo su ira: "No me has hablado de tu debut".

Era una omega, pero para nada delicada y dulce. Con los años había desarrollado rasgos de carácter de competencia, autosuficiencia y cordura. Sin verlo en persona y sólo con escuchar su tono de voz, uno hubiera pensado que sería un alfa.

Xie Rui está en el extranjero y ahora trabaja en grandes exposiciones de arte. Tras su divorcio, Xu Tangzhou vivió con su padre y cada vez se veían menos.

Xu Tangzhou tuvo que repetir lo que había informado hace tiempo: "La última vez que te llamé y te dije que iba a hacer un anuncio de niebla, ¿te acuerdas? Esa vez firmé el contrato con la agencia".

Xie Rui recordó.

Demasiado ocupada con el trabajo, parecía que no se había tomado en serio el asunto de su hijo.

Xu Tangzhou continuó: "¿Quieres oponerte a mi debut? No puedo permitirme pagar por el incumplimiento del contrato".

Xie Rui: "..."

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