La segunda estrella a la derecha.

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Llegué al Hotel Gran México. Firmé mi salida, pasé la tarjeta y esperé que me trajeran la camioneta. El mini Cooper lo dejé estacionado en un cajón específicamente para coches rentados.

Veo como se acerca mi tanque que, macabramente, se parece al que atacó a Zack. El empleado me da las llaves y yo una propina. Me subo y el olor a humo y a mi colonia me es tan familiar que me agobia. Abro la cajuela con una palanca bajo el asiento y subo mi maleta. Tomo a Kory del pecho y lo siento a mi lado de copiloto.

Saco mi celular de la guantera. Está caliente y sin batería. Lo conecto al cargador del automóvil y enfilo a la carretera por última vez en este viaje. Enciendo las luces como precaución.

Ahora entiendo porque mi papá me dio una camioneta blindada. Para protegerme de tipos como Vargas y Ramírez. Saco mi cajetilla pero está vacía.

Nunca había necesitado tanto un cigarrillo como ahora.

**

Llego a la Ciudad de México a las siete. Conduzco directamente a casa de mi papá para saber qué diantres es tan importante que me necesita aquí. Prendo mi celular antes de entrar al condominio. No para de vibrar por tres minutos seguidos. Llegan todas las notificaciones desde que se apagó.

Eliminó la basura y noto que Linda me ha marcado cuarenta y siete veces y me ha enviado veintiún mensajes.

Guardo mi celular en el pantalón y toco el timbre de la casa de mi papá. Me abre y se me queda viendo.

-¿Qué?-le pregunto. No estoy de humor.

-¿Por qué no le avisaste a Linda que te ibas?-me dice en tono serio.

-Te lo dije, eran cosas de hombres.

-Sí, pero pudiste inventar algo, que te ibas de negocios o que se yo. No ha dejado de llamarme preguntando por ti. Está casi histérica.

-Pues es su culpa-le digo y entro.

-¿Su culpa?

-Nadie le dijo que se quedara conmigo. Bien se ha podido ir en estos siete años. Tomar sus maletas y buscar pastos más verdes-agarro la cajetilla de mi papá y saco un tabaco que enciendo con la estufa.

-A ver, a ver, ¿si piensas verdad?-me pregunta mirándome a los ojos-. No sé para porque tiene una hija contigo.

-Pues que se la lleve-no estoy de humor para soportar mierda de nadie.

-¿Qué chingados te pasa?

Escupo el humo y lo miro a los ojos.

-¡Qué casi me meten quince balazos! ¡Eso me pasa!-le grito.

He pensado todo el camino que decir. Qué papel debería jugar Zack. Haré lo que sea por él.

-¿Qué?-pregunta mi papá molesto y desconcertado.

Le cuento todo lo que me ha dicho Zack como si yo lo hubiera investigado. Le hablo de la comida y de que está plantando algodón y "algodón" haciendo las comillas en grande que, supongo, debe ser amapola.

Mi papá solo mira al suelo, pensativo. Camina al refrigerador, toma una cerveza pero la deja en su lugar. Camina a la cantina y se sirve un enorme vaso de tequila que se bebe de un golpe. Se sirve otro pero lo deja sobre la barra.

-Lo checaré esta misma noche-me dice.

Lo he logrado. Por Zack. Porque pueda retribuirle algo de lo que me ha dado.

-De cualquier modo-continua mi papá y le da un pequeño sobro a su vaso-, deberías hablar con Linda.

-Lo haré esta noche igual-contesto. Pensé también que decirle a ella durante el viaje en carretera.

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