Benny's

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Zack puede ser una persona hermosa, por dentro y por fuera, lindo y muy amable, libre y a la vez un tanto protector... pero no sabe dar indicaciones. Paso media hora buscando el restaurante Benny's en internet sin encontrar ninguna dirección. Salgo a la calle y lo busco por diferentes calles pero nada. Decido que lo mejor es esperar a que Zack salga de trabajar. Camino por las callejuelas hasta llegar al edificio donde ayer lo vine a buscar. Siento que sería molesto que entrara, eso solo lo estresaría para terminar todo más rápido, así que decido ir al mini Cooper que renté y que sigue estacionado en la acera de enfrente.

Me recargo en la salpicadera de la llanta delantera y enciendo un fiel cigarrillo. El sol hace que el humo no se vea definido, pero el sentimiento de liberación es el mismo.

Comienzo a cavilar sobre qué debo hacer:

Primero debería dejar este coche en la hacienda. En la calle solo estorba y se ensucia, de hecho está muy sucio por la lluvia de ayer. A menos que Zack quiera ir a algún lado. Le preguntaré en cuanto salga. También debo ir por mi ropa al Gran México. La maleta está prácticamente hecha así que solo sería tomarla e irme. Aunque también podría cancelar mi hospedaje, es decir, es una tontería pagar si no me estoy quedando ahí, pero ¡ah! Es un hotel tan hermoso que honestamente no me lastima pagarlo. Pero, ahora que lo pienso, no puedo cancelarlo, tengo la camioneta ahí... es tan llamativa que roza lo vulgar... mi papá y sus chocheces de viejito. Cree que me van a secuestrar o algo, ¿quién quiere una camioneta blindada? Hace veinte años quizás, ¿pero ahora? Si supiera que los verdaderos asesinos, violadores y narcotraficantes ya no usan botas piteadas de oro ni trocas despampanantes ni escuchan corridos... Ya ni en las películas son así.

No, los verdaderos delincuentes, los verdaderos folladores de la Ley, los verdaderos truhanes y violadores, los secuestradores y narcotraficantes usan Boss y Brooks Brothers, son educados en Yale, Oxford y Zúrich. Sus padres les han legado la ambición y han invertido en ellos como si fueran la Bolsa Mexicana de Valores simplemente para sangrar a la ley en beneficio propio. Pusilánimes que desconocen la pobreza y el trabajo honrado. Agradezco que mi papá sea un jurista de los tiempo de Burguoa, hecho y derecho, podría jurar que seguiría a Emiliano Zapata en su inmortal frase "Mejor morir de pie que vivir una vida de rodillas" siendo su libertad la Ley y sus rodillas la corrupción.

Eso es lo que amo de los cigarrillos, desencadenan a un poeta dentro de mí.

Inhalo el círculo que dice Lucky Strike y siento como las brazas se acercan peligrosamente a mis dedos. Doy una valiente última calada y aplasto el tabaco con el tacón.

-...Sí, me parece bien... Vale... Sí, chécalo con los de la dependencia de Irapuato... sí, lo sé, pero aun así debemos hacerlo... aunque no nos escuchen tú debes ir... Sí... Sí... Que te acompañe una escolta... Diles que si siguen mangoneando el salario de los agricultores-dice Zack por teléfono mientras sale del edificio ajetreado en papeles. Me ve y enmascara el visible estrés que su cara denota-... Te llamo después, ¿ok? Arregla lo que se tenga que arreglar-cuelga el teléfono y lo echa a la bolsa de su saco.

-Pero qué elegante-le digo abrazándolo. Él me da un sobrio beso en la mejilla, casi imperceptible y eso lo resiento en el pecho porque debería ser yo quien corra a besarlo y nunca dejarlo ir.

-Ay, gracias-dice y se da una vuelta bamboleando las caderas-, ¿te gusta?

-Sí, él azul te siente muy bien.

-Por eso es mi color favorito.

-El mío también, y más si está en ti-le digo guiñando el ojo. Zack se ríe y acomoda el papelerío que carga en un elegante portafolio de piel marrón.

La Hacienda Where stories live. Discover now