-Está bien, te contaré.

-SÍ. –Respondió Sofi tras el teléfono.

-Es sexy. Dominante. Intimidante. Y es muy, muy buena en el sexo, llevabas razón. –Me comí una de las uvas que estaba probando Lauren y le sonreí, como respuesta a esa sonrisa pícara que estaba mostrando. –Y sí, estoy llevando una de sus camisas de ejecutiva.

-Qué braguetazo has dado. Y me tienes que explicar el sexo lésbico, ¡no acabo de entenderlo! –Sonó frustrada tras el teléfono.

-Sofi cielo, busca porno lésbico en google y te saldrá. –La cara de Lauren estaba entre horrorizada y la risa. –Cielo, tengo que dejarte, en casa hablamos. Te quiero.

Y colgué. Dejé el móvil en la mesa y vi cómo Lauren se apoyaba en la mesa con los brazos cruzados.

-O sea que soy dominante y buena en el sexo. ¿Te molesta que sea dominante? –Preguntó ladeando la cabeza, y negué. –Así que, te gusta que te dominen. –Me encogí de hombros con una sonrisa.

-Me gusta que tú lo hagas. –Dije volviendo a sentarme encima de ella, besándola de forma lenta, pausada, húmeda, jugando con su lengua muy muy paulatinamente, casi fundiéndome con ella. Sus manos bajaron por mi espalda hasta mi trasero, que, justo cuando iba a apretar sonó su teléfono.

-Perdón. –Dijo Lauren, suspirando y cogiendo el móvil a duras penas. -¿Sí? –Me incliné para besar su cuello mientras hablaba, pasando las yemas de los dedos por este lentamente. Dejé escapar la lengua entre mis labios para probar unos centímetros de su piel, escuchando el suspiro de Lauren al notar mis besos. –Ya... Bueno, pídale el presupuesto a mi secretaria o al.. –En aquél momento mordí el cuello de la morena que se quedó en silencio. –Al director ejecutivo. Muchas gracias por su llamada.

Lauren colgó y tiró el teléfono en la mesa, cogiendo mi cara entre sus manos para hacer un beso más lento, largo, profundo y mucho más húmedo que los anteriores. Mis caderas comenzaron a moverse lentamente, rozándola de forma provocativa, mordiéndome el labio al separarme porque a decir verdad, aquellos movimientos la eran bastante... Sugerentes, por decirlo de alguna manera.

Justo cuando iba a volver a besarla, fue mi teléfono el que sonó.

-Mierda. –Susurré alargando la mano para coger el teléfono. Justo sentí las manos de Lauren apretar mi trasero contra ella y suspiré mordiéndome el labio, apretando los ojos al descolgar. -¿Sí?

-Camila, soy Scott. –Escuché la voz del enfermero ayudante del doctor Parker. –Tengo una urgencia y sé que es tu día libre, pero necesito tu ayuda.

-¿Qué ocurre? –Fruncí el ceño mientras la cara de Lauren estaba entre mis pechos, mordiendo la piel que quedaba entre ellos y provocando que agachase la cabeza soltando un suspiro.

-¿Recuerdas a Cristine Fawler? ¿Tu paciente? –Escuché la voz a través del teléfono y a la vez sentía los dedos de Lauren rozar mi sexo por encima de la ropa interior.

-Dios mío... -Susurré en bajo por la mano de Lauren, moviendo la cadera contra su mano lentamente. –Digo.. Sí, sí que la recuerdo..

-Pues ha despertado. ¿Qué hago? ¿Qué tengo que hacer? –Preguntaba el enfermero.

-Tú sólo... Hazle un chequeo para... -Me humedecí los labios y eché la cabeza hacia atrás. –Comprobar que todo esté bien y ya...

-Pero...

-Scott me pillas en mal momento, llámame luego. –Colgué inclinándome para besar a Lauren mientras mis caderas se movían cada vez más rápido contra su mano, y pude ver la sonrisa de la morena en el rostro.

room 72; camrenWhere stories live. Discover now