Capítulo 3

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Lauren's POV

El último gemido de su boca resonó en mis labios, y mi último jadeo pegó contra los suyos. Me tumbé en mi lado de la cama frotándome la cara, sintiendo a Kaylee darme un beso en la mejilla y levantarse de mi lado.

-Voy a darme una ducha. Te quiero. —Me besó de forma lenta y yo lo respondí, separándome de Kaylee.

-Y yo a ti.

Me quedé en silencio con las sábanas por encima, observando a la rubia salir de la habitación. Sí, era perfecta a decir verdad. Su cuerpo era perfecto, su cara estaba milimetrada, como si la hubiesen esculpido. Joder, era un ángel de Victoria Secret.

Suspiré cerrando los ojos, escuchando el móvil de Kay vibrar. Estaba mal que en algún momento mientras tenía sexo con mi novia hubiese pensado en otra, lo sé. Hubiese pensado que era Camila, sólo por un segundo. Y cuando me imaginé que era Camila gemí, simplemente por tenerla debajo de mí. Pero cuando abrí los ojos allí estaba Kaylee. Otra vez el sonido de iMessage llegaba a mis oídos.

Camila llevaba razón, salía con ella porque era modelo de Victoria Secret y en parte, eso aumentaría las reservas en mis hoteles cuando las chicas se quedasen para los desfiles. Pero acabé queriendo a Kaylee.

El móvil sonó de nuevo unas tres veces más, y frustrada me levanté cogiendo el móvil para simplemente quitarle la voz. Pero una cosa tenían los iPhone, podían verse los mensajes en la pantalla sin abrir la aplicación. ¿Quién coño era Sean? Y sobre todo, ¿por qué le pedía fotos de sus tetas? La respuesta en el siguiente mensaje, porque él ya le había mandado una de su.. Prefiero no mencionar la palabra.

Kaylee salió de la ducha envuelta en una toalla y me quedé mirándola un momento.

-Kay. —Pregunté ya con la ropa interior puesta, con unos jeans pero sin camiseta. -¿Cuántas veces hemos tenido sexo?

Ella frunció el ceño poniéndose una de sus camisetas blancas, girándose hacia mí.

-No sé, muchas. —Se encogió de hombros y comenzó a colocarse los pantalones.

-¿Cuántas veces hemos hecho sexo oral? —Ella se quedó mirándome, y negó encogiéndose de hombros.

-No sé, muchas también.

-Sí, el punto es que "muchas veces" son las que mi cabeza ha estado entre tus piernas. Tú sólo me lo hiciste una vez. Hace un año. Ah, y sí, siempre dejo que te corras en mi boca. —Me acerqué a ella cruzándome de brazos. —Extraño es que tú apartases la cabeza cuando ni siquiera iba a llegar.

-¿A qué viene todo esto? Creía que te gustaba.  —Ella frunció el ceño aturdida.

-Ya, bueno, podrías haberme dicho que eras hetero y que te gustaba Sean, el vicepresidente de Marriot. O, espera. Podrías haberme dicho que querías dinero y podría habértelo dado. ¿No crees?

Se quedó muda.

-No sé de qué me hablas. —Su rostro se había vuelto tan pálido que parecía un fantasma.

-Oh, bueno, en eso no hay problema, déjame explicarte. —Saqué el móvil y casi pude escuchar cómo Kaylee tragaba saliva. —Bueno, aquí hay una foto de su pene. Fotos de Sean, Sean, Sean, oh, una mía, qué detalle. Sean, Sean, el pene de Sean, el torso de Sean. Vamos a los mensajes, ¿te apetece? —Me metí en iMessage y carraspeé. -¿Es verdad que le mide eso?  Wow, te debe doler cuando te la mete. —Me reí negando, pasando los mensajes. —Oh santo cielos, ¿de verdad dejas que se te corra en la boca? Qué buena novia eres, de verdad. Te sienta bien el blanco. —Seguí leyendo los mensajes. —O sea que cuando estabas fuera estos días, en realidad seguías en Los Ángeles tirándote a este, genial.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora