Capítulo 31

142K 5.6K 4K
                                    

Camila's POV

Cuando las noches llegaban, nunca sabíamos exactamente a qué hora íbamos a acostarnos, porque nos íbamos a la cama a la hora que marcaba nuestra hija. Era la mezcla perfecta entre Lauren y yo, tanto en lo físico como en la forma de comportarse. Tenía una ligera obsesión por ir a todo lo que fuese rosa, el yogur de plátano era su favorito y siempre llevaba un lacito en la cabeza. En cambio, cuando se enfadaba era totalmente Lauren, tan cabezota como ella. Ya podías intentar calmarla, darle besos, que por mucho que fuese su madre no se calmaba hasta que pasaba un rato y dejaba de llorar. Además, tenía los ojos incluso más verdes que Lauren, y el pelo era castaño con tonos rubios, que eso, supongo, no era nuestro, pero la hacía aún más preciosa. Era algo que tenía que agradecerle al donante.

-Ven aquí. –Lauren perseguía a la pequeña que gateaba por el suelo riendo, con el chupete en la boca. –Eres un bicho. –La pequeña soltaba gritos de alegría cuando Lauren la cogía en brazos, y le daba besos por la cara. Mientras, yo limpiaba la mesa y ella subía las escaleras con la pequeña en brazos para cambiarle el pañal.

Terminé de recoger la cocina, y estaba agotada. Porque era tarde, porque habíamos tenido que hacer demasiadas cosas durante el día y porque quería dormir.

-Cariño, ¿la acuestas tú, por fi? –Dije apoyándome en el marco de la puerta con un suspiro. Ella me miró un momento, indecisa, y asintió.

-Claro, claro que sí. –Sonreí ante su respuesta y llegué a la habitación.

Tras cambiarme y ponerme el pijama, me tumbé en la cama. El suspiro que solté fue el más largo de todos, porque por fin podía estar tumbada y relajada.. Hasta que Karla se despertase. Lauren apareció por la puerta quitándose la camiseta y echándose directamente encima de mí, cosa que me hizo reír. Sus besos tomaron mi cuello y yo solté un suspiro.

-Lauren.. –Dije presionando su abdomen para que se separase un poco. –Estoy cansada..

-Bueno, voy a hacértelo yo a ti tampoco tienes que hacer mucho. –Su boca volvió a bajar a mi cuello, besándolo y la aparté de nuevo, escuchando un suspiro. –Está bien, lo siento. –Acaricié sus mejillas de forma delicada, mirándola a los ojos, compensándola con un beso bastante lento y suave.

-¿Cómo puedes estar tan bien y yo tan cansada? –Ella se rio y alzó los hombros mirándome.

-Las ganas de sexo es lo que hace.

Lauren terminó de ponerse el pijama, que apenas era una camiseta y se tumbó a mi lado abrazándome por la espalda.

-Te quiero. –Me susurró al oído, y giré la cabeza con una sonrisa para encontrarme con su rostro, agachando la cabeza.

-Ya.. Y yo a ti.. –Solté un suave suspiro, sonriendo un poco, volviendo a tumbarme con la espalda en su pecho.

Tras media hora, cuando Lauren creía que estaba dormida, se incorporó un poco. Se quedaba mirándome unos minutos, y cuando se aseguraba de que estaba dormida, se vestía y salía de casa, como acababa de hacer ahora. Me dejaba sola en mitad de la noche, y llevaba haciéndolo varios días desde hacía unas semanas. Y me partía el alma, porque me dejaba allí sola, sin poder dormir, con nuestra hija, y luego volvía y se acostaba a mi lado como si nada hubiese pasado.

Aquella noche pasaron tres horas, tres horas desde que Lauren se fue hasta que volvió. En cuanto escuché la puerta, me asomé a las escaleras y encendí la luz. Llevaba puesta una chaqueta de cuero, y tenía esa sonrisa que sólo sucedía cuando me veía a mí o a su hija, o.. Cuando tenía sexo.

-¿De dónde vienes, Lauren? –Dije apoyándome en la pared con los brazos cruzados, intentando que las ganas de llorar no me agarrotasen la garganta e impidiesen que mi voz saliera.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora