-Puedes quedarte todo el día con sólo esa camisa..  –Dijo Lauren, provocando en mí una pequeña risa.

-¿Te gusta? –Me miré y la verdad es que me la había dejado a medio abrochar, así que era una pregunta algo idiota.

-Mucho... -Asintió Lauren mirando ese mismo hueco entre mis pechos.

-Siento lo de ayer... Ya sabes. –Intenté explicarme echándome el pelo a un lado algo vergonzosa.

-¿A qué te refieres? –Frunció ella el ceño y bebió de su copa, limpiándose los labios con la servilleta.

-A que llegue muy, muy pronto. –Suspiré y Lauren esbozó una pequeña sonrisa agachando la cabeza. –Pero es que fue el primer orgasmo en un año y..

-Por si no te diste cuenta yo también lo hice. Y me parece extraño que no hayas tenido sexo en un año entero. –Estiró la mano hasta el frutero que estaba detrás de su espalda y cogió un par de uvas, llevándoselas a la boca.

-No suelo acostarme con la primera que veo. –Me encogí de hombros cogiendo una uva de su mano. –Tengo que tener una conexión, sentimientos por esa persona.

Lauren se quedó mirándome e inclinó el cuerpo hacia mí.

-Así que, ¿sientes algo por mí? –Jugó con el rabito de la uva, mientras yo me comía la mía con una sonrisa.

-No sé qué sentir. Sólo sé que quiero estar contigo todo el tiempo, y no separarme de ti. Me atraes, de una forma y otra encuentro la manera de acabar contigo todo el día. –Confesé jugando con la uva entre mis dedos.

-Sal conmigo. –Me dijo, y parpadeé un poco porque me pilló por sorpresa. –Sal conmigo, Camila. Quiero estar contigo, quiero ver qué pasa. Siento cosas por ti y empiezan a ser bastante fuertes, justo como tú. Y se me hace raro besarte, abrazarte, verte en mi casa sin saber que no eres mi novia. Que no eres mía y no puedo hacer nada.

Entreabrí los labios para responder pero no podía decir nada, así que me incorporé un poco para besarla lentamente, apretando los ojos y rodeé su cuello con los brazos.

-¿Eso es un sí? –Asentí con una sonrisa, volviéndola a besar de nuevo.

En ese justo momento, sonó mi móvil y no sabía dónde estaba ya que dejé el bolso por el salón.

-Un momento cielo, ahora vengo. –Me incliné sobre el sofá para coger el bolso y rebusqué en él, cogiendo el móvil. Cuando miré a Lauren estaba mirándome el culo de forma casi descarada, pero se sonrojó y volvió a su desayuno. Me reí y descolgué el móvil.

-¿Sí? –Pregunté al teléfono, sentándome delante de Lauren.

-¿Dónde estás? Llevo toda la noche llamando a casa. –Sofi me recriminaba al teléfono.

-Oh, perdona, creía que la hermana mayor era yo. Y, no, no estoy en casa, ya te dije ayer que me iba. ¿Qué quieres? –Fruncí el ceño quitándole la uva a Lauren.

-Nada, sólo me preocupaba por ti. –Hubo un silencio entre las dos hasta que volvió a hablar. -¿Qué tal fue? ¿Estás con ella? ¿Te la has tirado?

Miré a Lauren que observaba mi rostro totalmente perplejo por lo cotilla que era Sofi.

-Bien, sí y sí.

-OH DIOS MÍO MILA –Se escuchó a mi hermana a través del teléfono y lo separé de la oreja, y aun así se escuchaba a Sofi gritando, hasta lo escuchó Lauren que se quedó mirándome soltando una carcajada. -¿Cómo es?

-Te diría cómo es en la cama, pero resulta que la tengo enfrente. –Reí mirando cómo Lauren alzaba las cejas.

-Por mí puedes hablar, aceptaré las críticas. –Dijo Lauren bebiendo de la copa, cogiendo otra uva para llevársela a la boca.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora