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El baile de Lady Tilley Arnold era en simples palabras, espléndido. Penelope no había visto antes algo similar con tanto brillo y luces. Pensaba que estaba perfectamente al nivel de los realizados por Lady Danbury.

Iba junto a su madre y hermanas en dirección al centro de la pista para acercarse a saludar a la Reina de Inglaterra que por algún motivo que no lograba comprender estaba presente en el baile. De seguro quería investigar por ella misma a quien sea Lady Whistledown e intimidar a quien crea sospechosa, una nueva estrategia que podría ir bien, pero Penelope ya se había percatado de eso. Lástima que la Reina no notará que aparecer en un baile luego de la suma de dinero que ofreció por la cabeza de la autora sólo la hacía ver algo desesperada.

- Su Majestad. -Saludo en voz alta e inclinándose Lady Featherington.

Tanto Prudence, Philipa y Penelope siguieron el ejemplo de su madre e hicieron su saludo a la Reina.

Su Majestad solo se limitó a sonreír cortésmente e inclinar levemente el rostro.

Ya terminados los saludos Penelope decidió alejarse de su madre y hermanas porque vio que los vestidos naranjas que ellas tenían puesto llamaban mucho la atención, una clase de atención que ella no quería.

Camino junto a la pared como ya era parte de su costumbre, si la veía Lady Danbury de seguro se molestaría con ella, la condesa creía que debía salir de las paredes y mostrarse al mundo, pero Penelope nunca fue tan osada en su vida como para querer llamar la atención.

Cuando se estaba acercando a la mesa de los refrescos para beber escucho un bastón característico que se acercaba a ella de forma ansiosa.

-Así la quería pillar, alejándose de la pista de baile y escondiéndose cerca de la mesa de refrescos. -Le dijo Lady Danbury mirándola seriamente y juntando sus manos en el bastón.

-Lady Danbury, solo tenía algo de sed. -Dijo Penelope inocentemente mientras se llevaba un vaso de limonada a la boca.

-Señorita Featherington, no me mienta. -Respondió la condesa. -La vi apenas llegó.

-Yo... -comenzó a explicarse Penelope.

-No me dé explicaciones, sé que para usted es un poco difícil querer llamar la atención, sé que preferiría pasar desapercibida. -Dijo Lady Danbury mientras tomaba el brazo libre que tenía Penelope. -Pero eso no la ayudara a encontrar un marido.

-Lo se Lady Danbury, hago mi mayor esfuerzo, pero no siento que sea como las otras jóvenes que si saben cómo llamar la atención de los caballeros. -Contestó Penelope apuntando a un grupo de debutantes que bailaban con caballeros muy apuestos.

-Tiene razón en solo una cosa Señorita Featherington, usted no es como las demás jóvenes, usted es única. No debería olvidarlo, siempre he creído que usted es más de lo que deja ver y es tiempo de que lo demuestre. -Contestó sonriendo Lady Danbury. -Es una lástima que la mayoría de estos caballeros no lo note.

Penelope sonrió tímidamente y le agradeció a Lady Danbury por sus lindas palabras. Comenzó a caminar del brazo junto a la condesa en busca de la anfitriona, Lady Danbury quería saludar a Lady Tilley Arnold, así que cuando la vio bajar con la gigantesca escalera que daba al segundo piso se acercó a ella.

-Lady Danbury. -Saludo amablemente Lady Tilley Arnold recibiendo el saludo de la condesa.

Lady Tilley Arnold era una mujer joven y muy bonita, con su piel pálida, hermoso cabello rubio y espectacular figura. Penelope quedó asombrada con ella, principalmente porque era joven y ahora disponía de una gran fortuna con la que podía vivir ya que su difunto ex marido le heredó todo, una mujer independiente.

Un marido para Penelope FeatheringtonTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang