XX

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Estaban de vuelta en el departamento de Arabella esperando a que llegara a Morgana.

Comieron algo para poder despejarse, pues estaban seguros que no iba a poder dormir. Se cambiaron, poniéndose algo un poco más cómodo, pensado en que ya debían dar por finalizada la misión.

Y ahora solo les quedaba esperar.

Arabella se encontraba quieta en una silla, mientras que Hisirdoux iba y venía de una punta a la otra.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— pregunto la rubia.

Galaga se sentó en el sillón donde descansaba, y la vio fijo.

—Porque histérico no voy hacer mucho.— respondio frunciendo el ceño.—Además cuando llegue Morgana quiero estar en mis cabales. Deberían intentarlo.

Hisirdoux no le hizo caso y siguió con su juego nervioso, mientras que Arabella se ponía de pie para ir a la cocina. Sentía que su estómago se devoraba así mismo, y como un hueco se hacía cada vez más grande. El primer desayuno no fue tan llenador como esperaba.

Pero algo que dijo Galaga le hizo detenerse.

—¿Saben algo? Debería hacerlo. Para relajarse un poco.— dijo, y sonrió.—No se, algo rápido, cargado de adrenalina.

Arabella volteó a verlo, y luego llevo su mirada al pelinegro, este también freno su paso.

—¿Qué pasa contigo?— preguntó irritado.

—Si …— dijo Arabella, tratando de sonar enojada.

Galaga la vio con cierta picardía, aún reconocía porque se quedaba sin palabra, y se volvió a recostar.

—Aunque no es una mala idea.— continuó.

Hisirdoux la vio, y entrecerró la mirada.

—¿Qué? Estuve encerrada más de diez años, es lógico que no sea una mala idea.— insistió aguantando la risa.—No me juzgues. Tu seguro tuviste tiempo.

Acomodo su cabello en una coleta alta, y le dio la espalda.

—Con la perfecta de Rebecca, me imagino.— murmuró.

—Eres increíble.— negó, aguantado una sonrisa.—No hablaremos de esto ahora.

—Es mundo se acaba y nosotros sin hacer nada.— murmuró

Y antes que la charla continuará entre bromas, un portal se abrió frente a ellos. Morgana salió de allí dentro, haciendo que las risas se detuvieran.

Los tres se pusieron frente a ella, y en silencio dijeron todo lo que debían.

—Es hora que vayan por ese corazón.— dijo la hechicera.

Tras organizar todo lo que debían, Morgana les abrió un portal. Primero paso Galaga, dando una larga exhalación. Luego, y aunque estaban de la mano, paso Hisirdoux. Este vio por encima de su hombro, y entendió que debía dejar sola a Arabella.

Morgana la detuvo antes que diera otro paso, y la abrazó con fuerza. Arabella no podía seguir enojada con ella, al menos no por ese momento. Le correspondió el abrazo, y aguanto las lágrimas. No estaba muy segura de como iba a continuar después de ese momento, y comenzaba a creer que su enojo justificado era una pérdida de tiempo.

—Vuelve a casa.— murmuró.

Arabella se apartó, le sonrió, y corrió en dirección del portal, seguida por todos los familiares.

Llegaron a lo que reconocieron de inmediato como la entrada del Bosque Salvaje. Aún sin estar dentro, y la evidente deforestación, la energía que emanaba era fuerte.

Destinados. [Tales Of Arcadia, Au. Douxie X Oc]Where stories live. Discover now