XVII: I'm a broken rose

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―¿Por qué tienes que hacer ese tipo de preguntas? ― inquirió el rubio del lunar, sonando decepcionado, pero no sorprendido.

―¿Qué? ¡Es una pregunta totalmente válida! Y mucho más con todo el estrés del final de semestre, cualquiera se estancaría.

―Sí, pero ¿puedes hablar de eso después? Estamos comiendo ahora mismo ―puntualizó Pianoman.

―He dicho cosas peores en peores momentos, vivimos juntos desde hace años ―replicó, cruzándose de brazos como un niño malcriado―. Además, no te veo comer, solo quejarte por tonterías.

―¿Quieres callarte? ―exigió Chuuya, mirando de reojo el tenedor que el mayor entre los cuatro había dejado a un lado y pensando en utilizarlo como arma―. Mientras más hablas, más células cerebrales pierdo.

―¡De todas formas no tenías tantas desde un comienzo! ―bromeó Albatros.

Antes de que Chuuya pudiera golpearlo o bien tomar el tenedor abandonado, Albatross lo distrajo señalando algo o alguien a su espalda. El pelirrojo no entendía por qué su cabeza, por un muy breve momento, le hizo pensar que aquella persona que se acercaba a ellos era Dazai, pero, al menos, la decepción estaba en lo correcto y se adelantaba en cada oportunidad. Le recordó que el otro jamás le buscaría y no se equivocó, incluso si esperaba, secretamente, que esta vez su intuición o lo que creía conocer del moreno fallara.

Quien caminaba hacia él, a paso seguro y pasando entre las mesas y los alumnos que iban de un lado a otros con sus bandejas, estaba vestido completamente de negro y acompañado por un chico albino que resaltaba fácilmente entre la multitud.

―¡Oh! ¡Emo-boy! ―saludó Albatross. Se desentendió de la mirada molesta que Akutagawa le envió; posando su atención en el albino que caminaba detrás del pelinegro―. ¡Oh! ¿Y quién es este chico? ¿Tu novio?

Ante la insinuación, Chuuya notó que Atsushi se sonrojaba muy suavemente e intentaba balbucear una respuesta. Sin embargo, Akutagawa lo hizo callar, pero no respondió negativa ni positivamente a la pregunta de su molesto compañero de piso.

Interesante, pensó el pelirrojo, observando a ambos muchachos. Interesante... e inquietante.

―Chuuya ―saludó y también a los otros dos mayores, ignorando intencionalmente a Albatros―. Necesito tu... opinión.

―Eso es raro, usualmente solo quieres la de ese chico ―comentó, señalando a Atsushi con un movimiento de cabeza.

El albino casi pareció querer esconderse detrás de la espalda de Akutagawa, pero en vez de hacerlo, dio un paso más lejos del pelinegro que logró confundir a Chuuya. Bien, ¿qué estaba sucediendo entre esos dos? Sabía que durante las últimas semanas no estuvo tan al pendiente de Ryuu y lo que ocurría en su vida por... Bueno, ya ni hacía falta repetirlo más. De todas formas, le interesaba y preocupaba saber qué estaba ocurriendo entre ellos dos y por qué parecía que su guitarrista, aunque sabía que Atsushi mantenía la distancia entre ellos, elegía ignorar ese detalle.

Miró a ambos chicos, intentando buscar una respuesta. Pensó en preguntarle a Ryuu qué sucedía más tarde, pero, al recordar que él tampoco había sido abierto con el menor, ni le relató qué sucedió entre él y Dazai a pesar de ser la única persona que no lo presionó para hablar, se sentía mal obligarlo ahora.

Pero ese silencio entre ellos le producía un pequeño dolor y no sabía cuándo tendrían la oportunidad para platicar.

―¿Qué sucede? ―preguntó Chuuya, empujando al fondo de su cabeza la preocupación por la distancia que veía entre Ryuu y él―. ¿Qué estupidez hicieron ahora?

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now