Capítulo 43

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-¡Waaaah, deliciosa, no hay nada mejor que una buena y fría jarra de cerveza tras un día de duro trabajo, sí señor!- Dijo Cecilly, apurando de un trago una jarra de cerveza helada -¡Otra ronda por aquí, por favor!-

-¡Ahora mismo, enseguida se la traigo, Cecilly-nya!- Dijo Chloe, llevando un plato de comida a una de las abarrotadas mesas del local, al igual que sus compañeras, recorriendo ajetreadas el lugar mientras servían a los clientes que abarrotaban el interior de la Anfitriona de la Fertilidad

Tras dejar el Gremio Bell, junto a Lili y su nueva amiga y compañera de grupo, Cecilly Crozzo, aventurera y herrera de la Famila Hephesto, se dirigieron hacia el local de Mía, para celebrar su primera ida juntos al Calabozo

Al llegar, fueron recibidos por Syr y las demás camareras, además de May y Mía, momento que aprovechó Bell para presentarles a Cecilly, su nueva amiga y miembro de su grupo, a la que todas recibieron amablemente, aunque a todas ellas, salvo Syr, que ya tenía conocimiento de esta chica, les sorprendió saber no solo que una hija de Hephesto, que al parecer era la herrera que había forjado la armadura de Bell, se había unido al grupo del albino, si no que además era nada y nada menos que una Crozzo, la famosa familia de herreros legendarios.

-Vaya, otra nueva chica, no paras quiero, ¿eh Bell-nya?- Comentó Chloe pasando al lado del albino con tono travieso en el oído de Bell, para vergüenza y pudor de este.

-No...no se qué quiere decir con eso, Chloe-san...- Afirmaba el avergonzado chico por la cercanía de su amiga, sin entender bien a qué se refería la chica gato

-Ya, ya, tu hazte el tonto...conejito mujeriego...- Dijo Chloe, marchándose con una sonrisa pícara, dejando atrás a un colorado peliblanco, también ligeramente indignado al ser llamado nuevamente conejito. Cómo odiaba que lo compararan con ese estúpido animalillo....

No obstante, aquel comentario de Chloe sobre las cada vez más numerosas amigas de Bell, sacaba a relucir el pensamiento de todas las chicas que trabajaban en el local de Mía sobre lo que pensaban sobre ello. Por un motivo u otro, Bell siempre acababa rodeado de nuevas chicas, lo cual, sinceramente, les ponía algo celosas, sentimiento que resurgió al ver que Bell entraba de nuevo acompañado de otra chica desconocida.

-Y ahí va otra...- Pebsaron todas, aunque, francamente, a Syr, Lunoire y Chloe, sobre todo, no les importaba, y hasta les divertía y emocionaba la idea de otra chica más para Bell. Además, esa tal Cecilly no estaba nada mal...

De esa forma, Bell, Lili y Cecilly se sentaron juntos, ordenando cada uno una deliciosa cena, muertos de hambre como estaban.

Durante ese tiempo, los tres charlaron y rieron, conversando sobre varios temas o bromeando entre ellos, sobre todo Cecilly, soltando comentarios que lograban poner rojos a Bell y a Lili, o que a veces hacían que la pallum le gritara indignada a la herrera, para diversión de esta última.

Syr y las demás se pasaban a veces por su mesa para charlar un rato con ellos, pero Mía siempre acababa regañandolas por estar de charleta en vez de atender a los clientes que iban llegando en masa, por lo que se veían obligadas a seguir trabajando

Tras acabar lo que era la cena, Cecilly pidió algo de beber, y comenzó a tomar varias jarras de cerveza sin ton ni son

-¡Este lugar es genial, la comida aquí es buenísima, y la cerveza...por los dioses, la mejor que he probado en mi vida!- La pelirroja apuró una nueva jarra de cerveza -¡Tengo que venir aquí más a menudo!-

-¡Jajajaja, gracias mocosa, es bueno oírlo de una nueva clienta!- Dijo Mía desde la barra, escuchando lo que dijo la joven herrera. Le había agadado esa nueva amiga de Bell -¡Las puertas de mi local están siempre abiertas, para que gustes en venir cuando quieras!-

La Leyenda del PretorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora