16. - Así no juego.

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— Entonces... ¿estas celoso?—canturreó con una sonrisa burlesca. Que apesar de las claras señales quería evadir un poco el tema de su indiferencia.

— ¿Qué? ¡¿yo?!—preguntó ofendido. Este sin haberse dado cuenta de que el conejo le había cambiado de tema se sentía ofendido, pero más que nada avergonzado. ¿El gran Tulio Triviño sintiendo celos? no era algo que supiera ocultar.— ¡No hay celos de por medio! dices cosas raras Juan Carlos.—evitó la mirada con indignación.

El más bajo pretendía hablar, pero fue interrumpido por el timbre de su celular, avisando que alguien llamaba, se dió cuenta de la mirada curiosa del de ojos ámbar sin embargo no le quiso dar importancia. Al sacarlo de su chaqueta y mirar el nombre del contacto dudó durante unos segundos ya que no se esperaba que Huachimingo le llamara y menos a esa hora, probablemente traía hambre de chisme, prefirió contestar en vez de discutir con el chimpancé.

— ¿Qué sucede Huachimingo?—metió su mano desocupada a uno de los bolsillos de su chaqueta, para después alejarse aproximadamente unos pasos del más alto.

El chimpancé se sentía ofendido, ¿lo había dejado por hablar con Huachinango? aunque le extrañaba más que el conejo contestará, tenía entendido que no contestaba llamadas a sus compañeros de trabajo, ya que según él no había nada importante de que hablar.

De hecho tampoco solía hablar con sus familiares, a menos que fuera algo demasiado urgente, como cuando necesitaba dinero.

¡Tú y yo tenemos algo pendiente, conejo!reclamó alzando la voz a través del teléfono.

— ¿Ah, sí? ¿Qué cosa, Huachimingo?—se arrepentía de haber contestado, y más al sentir como Tulio no le quitaba la mirada. Sabía lo dramático que era al no ser el centro de atención.

Vamos amigo mío, cuéntame tus penurias.

¿Y crees que lo mejor es hablarlo por teléfono?

¡No podía dormir por la intriga!dramatizo fingiendo llorar.

Tal vez había sido la imaginación del conejo, pero alcanzaba a escuchar una segunda voz que conocía a la perfección, que provenía de aquel chihuahua. Mario Hugo, un compañero del noticiero.

Le agradaba el pariente lejano de los conejos y las alcachofas, pero en estos momentos comenzaba a irritar se, ¿acaso no había algo interesante que hacer en su vida? A parte de chismes.

Aunque no era él más digno de pensar aquello, él estaba igual, o peor.

— ¡Ahg! ¿Todo bien, Bodoque?—preguntó Tulio con molestia. Se estaba impacientando.

Espera... ¿Tulio esta contigo?él manchado alcanzó a escuchar la voz del chimpancé. A pesar de verlos de vez en cuando por el estudio siendo cercanos y de haber escuchado rumores de que vivían juntos debido a que llegaban y se iban al mismo tiempo, no imaginaba que en ese momento se encontrara con él.

Aquella pregunta, que a pesar de que no pareciera tener alguna mala intención, logró molestar al conejo. Estaba a punto de gritar, de no ser por la interrupción de Mario Hugo.

¡¿Esta con él, y de noche?!

Para el conejo había sido suficiente, eran unos chismosos sin remedio, no podía hacer nada en estos momentos. No contaba con su guitarra, ni con la presencia de Huachimingo y Mario Hugo. Por lo que se limitaría a hablar.

— ¡¿Y si es así cuál es su maldito problema?!

N-no. Bodoque, amigo. Es que-Huachimingo intentaba buscar una excusa que poner ante su intromisión, cosa que fue evitada por Bodoque al interrumpirlo.

— Es que nada. Alegrate de que no te tengo de frente.—hablo con molestia, cosa que daba a notar al tener su nariz levemente arrugada. Colgó la llamada; guardo su teléfono en el bolsillo de la chaqueta y volvió a acercarse a su amigo.

En el ambiente se podía percibir cierta tensión; Bodoque se encontraba irritado. Mientras que Tulio en el lapso de la llamada se había dedicarse a reclamar en silencio. Sin embargo, al sentir como su amigo no se encontraba de buen humor no supo que comentar al respecto, por lo que se limitó a guardar silencio, cosa que lo perturbaba. No era alguien que supiera guardar silencio.

— Eh...—él oji ámbar soltó un suspiro para aligerar su cuerpo que se encontraba tenso.— ¿Nos vamos?—le mostró una sonrisa al conejo.

Bodoque odiaba admitirlo, pero la sonrisa de Tulio era encantadora a su vista. Aun deleitado le regreso la sonrisa.

— Claro.—inició su caminata junto a Tulio rumbo al auto, ignorando las miradas curiosas de los demás.— Pero dime, ¿también te han dado celos cuando estoy con Juanín?—pregunto con intenciones de molestarlo a la par que mostraba una sonrisa burlesca.

— ¡Juan Carlos! C-creí que ya habíamos olvidado el tema.—metio sus manos en los bolsillos de su pantalón en la parte de adelante.

— ¿Cómo hacerlo? Cada que pueda te lo recordaré.—abrió la puerta del auto para luego subirse; tomó la cajetilla de cigarros que se encontraba en su bolsillo y después la miro, dudando en tomar uno.

— No sé como sigues vivo si llevas años fumando. Luces tan saludable.—comentó Tulio al verlo de reojo con la cajetilla en manos. Encendió el auto y comenzó a conducir.

— Suerte de conejo.





『••✎••』

En la descripción de la historia está claro que las actualizaciones son lentas, no pienso dejar la historia a medias.

¿𝙈𝙤𝙩𝙞𝙫𝙤𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙫𝙞𝙫𝙞𝙧? - 𝘛𝘶𝘥𝘰𝘲𝘶𝘦. Onde histórias criam vida. Descubra agora