Prólogo

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 El fútbol americano es un deporte que se practica entre dos equipos de once jugadores. Los jugadores tratan de llevar un balón amelonado más allá de una línea de meta del equipo contrario; para jugar el balón se utilizan las manos y los pies y para impedir el ataque se puede cargar y derribar al jugador que lleva el balón.


2005

La niña dejo salir un sonoro suspiro que fue ignorado por su madre. Pego su rostro a la ventanilla, pero la lluvia le impedía ver con claridad. Mike, su hermano, llevaba atrasado varios minutos. Conto hasta diez, inflo sus mejillas y dejo salir una pedorreta.

—April —reprendió la mujer mayor.

Pateo el asiento del copiloto dos veces antes de darse por vencida.

—¿Puedo ir a buscar a Mike? —pregunto entusiasmada.

La mujer estaba tan concentrada en su teléfono que solo atino a asentir. April se bajó del auto y corrió antes de que cambiara de opinión. Pasó entre varios estudiantes que la miraron con curiosidad, no se detuvo a pedir indicaciones. Tan confiada como podía estar una niña, siguió el camino que creyó que la iba a llevar al gimnasio. No encontró a Mike ni mucho menos el gimnasio, en cambio termino en la cancha de futbol, donde un chico entrenaba solo.

Fue Mike quien la encontró primero.

—April, mamá esta histérica porque te bajaste sin permiso.

Pero la niña no aparto la mirada del chico que corría, se detuvo y comenzó a hacer estiramientos. Mientras ella estaba protegida por su sombrilla y botas de agua, al chico no parecía importarle mojarse.

—¿Qué hace?

Mike lanzo una breve mirada antes de volver a teclear en su teléfono.

—Entrenar. Vamos.

Ella se negó a moverse. Espero, con terquedad, a que su hermano le dijera algo más.

—Pero está lloviendo. ¿Por qué esta solo? Tu siempre estas con tus amigos.

—No lo sé. Hace lo mismo cada día, clases, entrenamiento con el equipo, luego se queda a entrenar solo y se va a la misma hora. Todos los días sin falta —dijo sin interés.

Mike guardo el teléfono celular en el bolsillo del pantalón y acto seguido levanto a April sobre su hombro, como si fuera costal de papas. Tuvo que cerrar la sombrilla porque no podría con ambos. April pataleo para que la bajara.

—Hora de irnos o mamá va a venir a buscarnos.

Las tardes en que iban a buscar a Mike, April aprovechaba para escabullirse e ir a ver a ese chico. Tal y como le dijo su hermano, hacía lo mismo una y otra vez sin variar su rutina. Intento acercarse y hablar con él, pero cada que lo intentaba le atacaba una risita nerviosa que no se detenía.

A Mike le comenzó a molestar el tener que ir a buscarla al mismo lugar e incluso tener que responder a sus incesantes preguntas. Si bien iban al mismo año no se conocían más que de vista. Con la graduación de Mike cada vez más cerca le quedaba poco tiempo para hablar con ese chico.

—Pequeña acosadora, ¿qué tanto estás viendo?

—No creo que tenga amigos, nunca habla con nadie. Se debe sentir solo.

Una chica se acercó para hablar con Mike, April aprovecho ese descuido para correr al campo. El chico tuvo que detenerse al verla aparecer de repente. Entonces, April camino más cerca, en ese momento demostró la determinación de la que era poseedora su madre.

—¿Cómo te llamas? —le alegro no le saliera una de esas risitas que odiaba.

—Steve.

April sonrió mostrando todos sus dientes, luego extendió su mano a modo de saludo, con algo de sorpresa él le correspondió.

—Steve, me llamo April, cuando seamos grandes vamos a casarnos.

***

April tarareo en voz baja pese a que su padre le pidió que no lo hiciera. No cabían en sí de felicidad, ahora que conocía el nombre del chico y no solo eso, sino que se había presentado. Así comenzaban los cuentos, una princesa, un príncipe y un castillo (la escuela de Mike).

—Papá —el hombre mayor dejo de hacer el desayuno para mirarla—, cuando sea grande voy a casarme.

Su padre le sonrió con ternura. —Cuando llegue el indicado.

Ahí estaba otra vez esa gran sonrisa que era incapaz de ocultar.

—Voy a casarme con Steve —declaro.

El hombre mayor miro confundido a su esposa, quien tan solo se encogió de hombros.

—Juega futbol y va a la escuela de Mike —el aludido entro en ese momento, jalo una de sus coletas antes de sentarse. April se pasó los dedos por el cabello simulando un peine.

Un plato de tostadas untadas con mermelada fue colocado en el centro de la mesa y ellos se pelearon por quien conseguía más. Su madre bajo un poco el periódico para verlos, de inmediato fingieron comportarse. Bueno, al menos ella lo hizo, Mike mordió una tostada y con la boca llena pregunto:

—¿Con quién vas a casarte?

April le saco la lengua. —Voy a casarme con el chico que juega futbol y tendremos tres perros. Steve va a ser mi príncipe.

El resto de la tostada cayó al piso. Mike se giró para mirarla, volvió a preguntarle una vez más y April repitió su respuesta anterior.

—Ni de chiste —dijo tajante—. Mamá, ¿escuchaste la locura que dijo tu hija?

—Dije lo mismo cuando conocí a tu padre y míranos. Voy a guardar mi vestido de novia, cariño —bromeo, aunque su cara se mantuvo seria.

Su padre sonrió. —Tráelo a casa cuando le propongas matrimonio.

—Y te diga que sí —continuó su madre.

A los diez años April Brooks encontró a su príncipe, justo como en los cuentos. No montaba a caballo ni cargaba una espada con la cual protegerla, pero eso era lo mejor. Era su propia historia y sería ella quien lo iba a rescatar. 


Editado en noviembre, 2022.

Máxima JugadaWhere stories live. Discover now