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Ya había pasado una semana de la inauguración de la residencia en Ushuaia, Ibiza. También del altercado con Kayla debido a las fotos que fans habían esparcido por internet y realmente, no me reconocía. Tuve que tomar su mano ese día en Ushuaia a regañadientes, la tranquilidad que solía tener a su lado se veía opacada por heridas del pasado. 

Llevaba toda la semana durmiendo en el estudio de la casa, evitando su presencia en la medida de lo posible, la mayoría de veces comportándome como un idiota. Pero hoy pintaba ser diferente, mi familia estaba por llegar y sabía que el chismoso de Menno tenía algo que ver. 

Pasé rápido por la habitación principal, solamente a tomar ropa para luego ir al baño del estudio a darme una ducha. Ahora toda la habitación olía solamente a la fragancia floral que Kayla usaba y me asusta admitir que desorienta mis sentidos, a través de las persianas de la habitación pude observarla charlando en la piscina junto a Louis y Lizbeth. No sé cuanto tiempo pasé ahí, observándolos, hasta que la voz de Menno me tomó por sorpresa.

— Ella también pasa tiempo mirándote por la ventana del estudio— volteo para verle, aun procesando esa confesión— te lo digo ahora, pero no quita el hecho de que eres un imbécil. 

— Y por eso corriste a llamar a mi papá— reprocho y me responde chasqueando su lengua. 

— Bueno, tu publicista me amenazó con llamar a Scooter.

— Por eso eres el mejor— le sonrió e intento abrazarlo, pero Menno retrocede y señala hacia la ventana. 

— Lo hago por ella, tiene más que perder y tu la has involucrado demasiado.

Da un golpe en mi hombro, como despedida, para salir de la habitación; dejándome con ideas más concisas. Menno tenía razón, había leído los comentarios de algunos de mis fans y la mayoría era atacándola a ella, además veía su rostro entristecerse cada que entraba al mismo lugar que ella; definitivamente no estaba siendo justo. 

Regresé al estudio y tome la ducha, me preparé para recibir a mi familia, definitivamente necesitaba una charla con papá. 

(...)

Tres golpes en la puerta anunciaban la presencia de mi padre en el estudio, lo comprobé por el reflejo de un ventanal frente a mi, dejé los audífonos y rápidamente fui a su encuentro. Mientras me abrazaba sentí los brazos de alguien más, no había que ser genio para saber que era mi madre, tenía la suerte de contar con ambos. Me separé de él para abrazarla, dejando que jugara con mi cabello y me susurraba un fragmento de una nana que solía cantarme para dormir.

— Los extrañé demasiado— confesé con lagrimas acaparándose en mis ojos, nos sentamos en un sillón, conmigo en el medio.

— Y nosotros a ti, aún como la primera vez— mi mamá sonrió con nostalgia; cuando mi carrera despegó viajaba todos los fines de semana mientras terminaba la escuela solo, ellos no podían permitirse acompañarme en un principio. 

— Siempre iremos a donde estés, más cuando nos necesites— añadió mi padre, pasando su brazo por mis hombros mientras que mamá tomaba mi mano. 

— Supongo que ya saben todo— me lo imaginaba, hubo algo de revuelo en redes y sabía que Menno no podía cerrar la boca— ¿La vieron?

— Oh si, fueron con Louis y Menno por nosotros al aeropuerto— contestó mamá— siempre tan amable, debiste verla en el hospital Gerard.

— Lo sé cariño, sin olvidar que se prestó para salvarte Martijn. 

Papa, ya entendí— suspiré, si me dieran un dólar cada que alguien me había dicho eso, no sería millonario pero si tendría varios billetes.

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⏰ Letzte Aktualisierung: Aug 24, 2023 ⏰

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F A K E|| Martin Garrix||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt