Sonrío cuando veo como comienza a adentrarse al mar del lugar donde hemos venido a pasar nuestra luna de miel.

—Parásito, quítame la calentura—

—¿Cómo, nena?—

—Como tu sabes hacerlo...—

—De acuerdo—

—¡Xander...!—

Mi grito muere en el momento en que me arroja hacia una parte profunda, no tardo más de dos segundos en volver a la superficie con mis piernas mientras que la corriente de agua me golpea ligeramente en el cuerpo, moviendo mis extremidades suavemente hacia la orilla.

Respiro una bocanada de aire antes que de comience a toser por el sabor salado en mi boca, la carcajada del idiota de mi esposo me saca de mi trance y lo fulmino con la mirada por un par de segundos.

—Serás idiota, parásito...—

—Mi amor, me dijiste que te quitara la calentura...—

—¡Sí, pedazo de parásito! ¡Pero con tu polla!—

—Ah, eso...— se encoge de hombros, claramente no me trago su juego de inocencia— ¿Ups? Creo que capté mal el mensaje. Aparte, te ves muy hermosa, mi amor. Una linda bruja remojada—

—Muy gracioso, amor...— respondo en sarcasmo mientras pinto una sonrisa falsa, le hago una señal obscena a lo que se carcajea— veamos sí...¡Soportas esto!—

Antes de que lo prevea, me abalanzo contra Xander y tiro de él para que caiga conmigo al mar otra vez, su queja se ahoga a lo que yo río con maldad para comenzar a nadar lejos de su alcance un poco más profundo en la playa.

Una mano toma mi tobillo para tirarme hacia él, no dejo de reírme mientras paso mis manos por su cabello corto para peinarlo hacia atrás, beso brevemente su boca.

—Pensé que querrías un baño, cucciolo—

—Bien jugada, bruja—

Sus manos tampoco se quedan quietas y las baja hacia mi culo para impulsarme, enredo mis piernas alrededor de sus caderas, mis brazos se aferran a su cuello para que se mueva un poco más profundo hacia el mar, veo como el atardecer comienza a formarse y sus ojos avellanas, lucen de un color que nunca había visto, casi ambarinos.

Nos seguimos besando en la playa mientras que el atardecer se forma a nuestra frente, sonrío contra su boca para unir mi frente con la suya, murmuro suavemente contra sus labios.

—Te amo, cucciolo—

—Te amo, solnischko—

—Ahora...—

—Mañana...—

—Y siempre—

Despierto.

Como todos los días, mis ojos se abren con cierto golpe ante el sonido de la alarma del reloj de mi buró de noche. Estiro mi brazo para apagarla y dormir otros diez minutos, cuando el sonido se detiene, vuelvo a mi posición para descansar un rato más, suspiro recostando mi cabeza en la almohada mientras abrazo la que era de mi esposo con el aroma de su perfume.

Nuevamente, un dolor agudo me golpea en el pecho y mis ojos se llenan de lágrimas, al recordarlo pero el cansancio y el sueño es más fuerte que no me deja indagar sobre ello, mi cuerpo se relaja contra el colchón.

Solo quiero dormir...

Frunzo el ceño en el momento en que siento algo húmedo en mi mejilla, gruño con molestia y cierto asco ante el mal olor que huelo cerca, la humedad vuelve con más fuerza que la anterior y doy un pequeño brinco al encontrarme frente a frente con una cara familiar, vuelve a lamerme el rostro.

El amor del ZarWhere stories live. Discover now