Seduciendo Un Alfa |NamJin|

35: Destino.

NamJoon frunció el ceño y se quedó en silencio.

¿Realmente lo amaba?

Cuando aceptó que SeokJin le gustaba, hace dos meses atrás, esa palabra ni siquiera le cruzó por la cabeza.

El amor era algo realmente ambiguo.

—¿Cuál es la diferencia entre querer y amar? —él cuestionó más para sí mismo que para su abuelo—. Lo quiero. Tal vez demasiado para ser sano. Eso es innegable. Pero, ¿amor? No lo sé. Supongo que también podría amarlo.

Sin embargo, no importa cuánto sentía que quería a SeokJin, todavía no creía ser capaz de decirle un te amo tan casualmente. Era una frase que desapareció de su vocabulario hace mucho tiempo. Ni siquiera recordaba haber usado esas palabras alguna vez en su vida. Si lo hizo en algún momento, tuvo que haber sido cuando era apenas un cachorro. Probablemente, le habría dicho un inocente te amo a su papá omega. De todas formas, no era como si necesitara decirle esas palabras al omega. SeokJin tampoco parecía amarlo como tal. No era algo que iba con ellos.

Estaban perfectamente bien así.

—Estás enamorado de él. Es evidente que lo amas —su abuelo señaló con mucha convicción. Él agarró una piedra del tablero y la movió para empezar a jugar—. No debería ser difícil para ti pensar acerca de si lo amas de verdad o superficialmente. Es importante que pienses qué clase de matrimonio quieres tener en el futuro. Aunque el amor es una terrible debilidad, todavía es bueno que tengas a alguien a quien amar.

NamJoon volvió a tomar otro cigarrillo, sintiéndose muy incómodo con este tipo de conversación, pero no lo encendió. Nunca había hablado con su familia sobre enamoramientos o amor romántico. Era demasiado extraño tener esa clase de conversación con su abuelo a su edad. No pensaba discutir si amaba a SeokJin o no con el hombre.

—Por favor, no quiero tener este tipo de charlas.

Su abuelo le dio una mirada, apagó su cigarrillo y soltó una carcajada ronca.

—Está bien —el alfa aceptó con un par de asentimientos—. Entonces, ¿a qué viniste?

—Vine a hablar de asuntos del grupo —NamJoon informó al mismo tiempo que estiraba la mano para mover una de sus piedras—. La tía vino a verlo antes que yo, ¿cierto? Dígame, ¿qué quería ella?

—Lo usual —su abuelo le respondió pausadamente—. Se quejó sobre ti y discutimos sobre la administración del conglomerado. Ya le he dado más que todo lo que le corresponde. No puedo hacer nada más para hacerla desistir de querer la posición de tu padre.

NamJoon se quedó en silencio por un momento y pensó detenidamente en todas las cosas que habían estado sucediendo en esos días.

—La junta se está dividiendo y tomando partido, usted lo sabe, ¿verdad? —él preguntó con mucha quietud—. Parte de la familia y de nuestros socios están apoyando a la tía. No van a respetar su decisión de dejarme administrar todas sus acciones porque tendría demasiado poder en mis manos. También es probable que hagan un movimiento para desestabilizar el poder que ya tengo sobre el grupo.

—Incluso si te permito administrar mis acciones, como mi heredero principal, el poder sigue siendo mío, y mis decisiones deben ser respetadas —el anciano declaró con un tono grave—. Todo lo que era de tu padre ahora es tuyo. No tengo el poder de quitarte lo que tu padre te dio y lo que tú mismo te has ganado. Tus tíos tarde o temprano entenderán eso.

—¿Lo entenderán? —NamJoon inquirió con sarcasmo. Eso nunca iba a suceder. Solo sería aún peor cuando su abuelo también falleciera—. Usted sabe que no es imposible hacerlo... Hay varias formas de quitarme todo o desestabilizar mi control sobre el grupo para siempre. La ambición no tiene límites... Mi padre está muerto por esa ambición.