Dan un paso hacia ella, Valentina retrocede. La desesperación aumenta en sus ojos que temo que haga una locura de la cuál se pueda arrepentir, suficiente tendrá con saber que ella misma le ha disparado a Bruno, su pollo y uno de sus mejores amigos.

Giro mi cabeza hacia donde se encuentra mi hermano con su novio, Atlas hace presión en la herida para detener la hemorragia mientras que su mirada, brilla en preocupación junto a un miedo que nunca había visto en sus ojos azules, alterna su vista en el rostro sonriente de Bruno que le dice que estará bien, que no es grave y vuelve a observar a Valentina, quién está al borde la histeria y desesperación, sin saber que su vida podría terminar a como no atienda esas heridas.

El charco de sangre, está empeorando.

Los guardaespaldas dan un paso hacia ella, pero la Zar de la Bratva no duda en accionar el arma en dirección a sus pies haciendo que ellos den un paso atrás, aprovecha para comenzar a correr hacia los escombros de los edificios, parece que la adrenalina está dejando de circular poco a poco porque sus movimientos se tornan más lentos, no corre con la misma fuerza y agilidad que tiene

Entonces...

Yo tampoco lo pienso dos veces.

Corro detrás de ella.

—¡No! ¡No! ¡No! ¡Suéltame, Aslan!—

Valentina lucha, grita y patalea para que la suelte en el momento en que las sostengo en mis brazos, aplico la fuerza suficiente para que no se me vaya pero evitando hacer más daño mientras que su sangre, comienza a manchar el uniforme táctico que tenemos para este tipo de situaciones.

—Shh, Valentina. Respira, cuñada. Todo estará bien...—

—¡No puedo!— grita con dolor, se remueve— ¡Tengo que ir por él! ¡No puedo dejarlo solo, Aslan! ¡No de nuevo! ¡Por favor...!— se desploma ligeramente contra mi cuerpo para comenzar a llorar— simplemente...déjame ir por él...—

—Lo siento tanto, pero no puedo— digo con la voz ligeramente rota— no puedo dejar que vayas...—

—¡Entonces, suéltame! ¡Déjame ir, que es mi maldito problema si me muero con tal de salvarlo! ¡Por favor, solo necesito saber que está bien! ¡Que está conmigo! ¡Déjame ir, Aslan!—

—Mandaremos a un equipo de búsqueda, Valentina. Lo juro, pero necesitas...—

—¡No necesito nada!— no deja de luchar— ¡Lo necesito a él! ¡Sólo a él! ¡Solo quiero ir con él! ¡Me juró que no iba a dejarme sola! ¡Y yo le juré que nunca más iba a estar solo! ¡No puedo romper ese juramento, por favor, suéltame!—

—No puedo— le digo— simplemente, no puedo...—

—¡Por favor...!— me suplica, el alma se me parte— solo...déjame que ir, cinco minutos. ¡Él no puede estar muerto! ¡Él, no! ¡Xander, no!—

Ruego por que mi hermano haya logrado salir y que solamente esté herido.

Ruego por eso.

Sí no...

Valentina se morirá sin él.

A lo lejos puedo escuchar varias sirenas de la policía y maldigo al saber que no podré sacar a Valentina por las buenas, ni siquiera puede tranquilizarse ante la desesperación que le corre el cuerpo.

Tendrá que ser a la mala.

—Lo siento, Valentina. No podemos quedarnos, la policía viene para acá...—

—¡NO! ¡Me niego!— se debate— ¡Mi esposo no! ¡No puedo dejarlo, Aslan! ¡No puedo...!—

—Lo siento— repito, me obligo a mantenerme fuerte— no nos quedan opciones. Tenemos que irnos, y tendrá que ser a la mala—

El amor del ZarDär berättelser lever. Upptäck nu