Un amigo

265 34 14
                                    

No quedaba rastro alguno de los caballos, Vázquez yacía muerta a un extremo del campo, a su lado, Lucy lloraba mientras era contenida por un Barry embarrado. Unos cuantos pasos al este, James estaba siendo vendado por Alex, su brazo no tenía buen pronóstico, tampoco las tres costillas rotas de Kar-el que insistía en observar el paisaje desolador que les imbuía, decenas de cuerpos yacían muertos a sus pies, era una locura, ninguno de ellos lucía como John. 

John había desaparecido en la refriega. 

-No... no está  -murmuró apenas audible, Alex volteó a verle y le hizo una seña a las costillas que el rubio insistía en presionar.- Pero tampoco conozco su forma real, si lo perdimos y es alguno de los que está aquí, no lo reconozco. - Balbuceó con esfuerzo y señalando con la espada el grupo de cadáveres. 

-No me refería a eso, Kar-el deberías sentarte. - Explicó Alex anudando lo último de la venda en James que soltó un ligero bufido y asintió para indicar la conformidad. La pelirroja se levantó con dificultad y cansancio, el mismo que tenían todos encima por la reciente batalla. Ni hablar de la tristeza por haber perdido a uno de los suyos. 

-No creo ser capaz de levantarme si tomo asiento. - Kar-el vio a Alex agacharse a su lado - Y si suelto la espada, temo que todo sea verdad. -Añadió con aprehensión. 

-¿De qué hablas? - Increpó Alex elevando la mirada con urgencia para inspeccionar el cuerpo del príncipe. Y entonces, solo entonces, lo vio. El color verde que sobresalía de las venas en su cuello, pero que con sus ropas y la suciedad del encuentro, pasaban desapercibidas. -¡Oh Rao! ¡Kar...!-

-No lo digas, si lo haces, será real y yo no creo poder... no estoy en condiciones de asumirlo, Alex.- Murmuró el rubio con voz quejumbrosa.

Alex volvió a levantarse, puso su mano suavemente sobre la del rubio y deslizó la espada que sostenía con cuidado hasta el piso -Si me dejas examinarte ya mismo, aún podemos hacer algo, vine preparada.- Con el mismo cuidado, dirigió su mano al mentón del rubio y lo atrajo hacia ella, conforme lo inspeccionaba, más en shock parecía. -Kar-el... quita tu brazo, necesito ver el daño.-

-No sirve de nada, Alex, el daño ya está hecho... Él, John, ahora entiendo, lo envió para cerciorarse.- Agregó cabizbajo como si la realización hubiese llegado.

La curandera frunció el ceño y volvió a elevar el mentón del rubio -¿De qué demonios hablas?.- Ojos más azules de lo usual le devolvieron la mirada con confusión. Su mano sin espada se alzó para quitar la de Alex del mentón y casi al borde de un gemido, respondió -De la desaparición de John y la traición de mi tío, ¿de qué hablas tú?.- Cuestionó el rubio volteando de medio lado para quedar de frente.

-Tienes las venas verdes Kar-el, has sido envenenado.- Abruptamente Alex abrió el inicio de sus ropas en el cuello y dejó expuesto lo que sospechaba haber visto antes.

-No me siento envenenado.- El rubio retrocedió un paso y miró de soslayo al resto de su equipo. -Y no me puedes examinar aquí.- Una nueva mirada aprehensiva se materializó.

-Si lo que dijiste de John es cierto, nada de esto importa, solo tu vida. Así que voy a examinarte Kar de la casa de El, quieras o no. ¡Y lo del veneno a veces no se siente!- Alex enfatizó con el índice en el pecho del rubio, le hizo retroceder a punta de miradas lo suficiente para quedar a resguardo de los demás y le volteó de tal forma que nadie salvo ella veía lo que había bajo su camisa. 

Alex de inmediato procedió a palpar con las manos y en algunos casos, hundir los dedos para confirmar que no hubiera nada más fuera de sitio. Solo los movimientos inquietos del príncipe le impidieron ir más rápido, pero finalmente concluyó aplicar una pomada, vendar y cerrar heridas menores.

(+18) El secreto de Kar-el, príncipe de Krypton.Where stories live. Discover now