La casa de El

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Usualmente, las casas nobles tenían alguna tradición por la que eran reconocidas, mientras más antigua o prestigiosa era, más conocida resultaba para el populacho y fuera de sus propias fronteras. 

En Krypton, más concretamente en la casa de El, la costumbre dictaba que todos los miembros varones de su casa tuvieran "El" al final de su nombre. Dicha tradición había nacido con quien fuese el primer monarca de Krypton en la historia. 

Nadie conocía su nombre, según al rincón que fueras recibía un nombre u otro por los pobladores; sus propios descendientes en la actualidad desconocían la verdad, pues el registro escrito no había sido inventado hasta 200 años después de la creación del reino. Pese a ello, nadie dudaba de la veracidad de sus actos, todos sabían cómo había unificado gran parte de las distintas regiones del reino y otorgado prosperidad a los diversos grupos que hoy lo integraban.

"Él" era a quien debían honrar y tratar de igualar todos los miembros de su casa, en particular el primogénito de cada generación que recibía una educación específica que lo preparaba para gobernar con solemnidad. Dicha instrucción había ido perfeccionándose con el correr de los años, complicándose conforme el mito de "Él" evolucionaba y lo acercaba más a un dios que a un hombre, porque en efecto, con el correr del tiempo la figura de "El" se había distorsionado de tal manera que generaba dudas con respecto a cuánto de lo que se decía era real. En algunos lugares se le habían conferido atributos como "más resistente que el acero", "poseía la capacidad de volar", "disparaba fuego desde los ojos", "podía congelar lagos al hablar", "su puño era capaz de derribar un edificio", el consenso estaba en su increíble habilidad diplomática tan diestra como lo había sido con la espada.

Pese a la exageración de las descripciones, no faltaron príncipes que lo intentaron, probaron emular las historias o comprobar si por sus venas corría alguna capacidad que debían despertar poniéndose en serio riesgo. El consejo del reino debió intervenir cuando años atrás, el príncipe heredero Nam-El de diez años intentó brincar desde un tercer piso para comprobar la teoría de su hermano menor: "si te ves en peligro, quizás se active alguno de esos poderes". 

Mediaron estableciendo por escrito cuáles eran las materias y habilidades necesarias a adquirir por el heredero, cesando exigencias irracionales y restringiendo instrucciones inalcanzables para humanos que más de una vez habían sido ordenadas por el rey de turno.

Fue lo mejor. Sin ridículas pretensiones y presiones, los príncipes pudieron concentrarse mejor en lo que correspondía y desde entonces, Krypton atravesó una racha de estabilidad y gloria.

El registro escrito iniciaba con quien fuera bisnieto del fundador, Zir-El, quien había tenido 3 hijos, pero solo dos aparecían por escrito, presumiblemente el segundo hijo fuera mujer y por tanto, no resultaba importante. El primogénito de Zir-El había sido Lor-El, quien a su vez fuera padre de Van-El, "el conquistador" que había sido capaz de anexar la tierra de los bárbaros Khunds, y fue su nieto, Min-el quien lograra extender la campaña hasta las belicosas tierras de los Thanagarianos. Sin ser esta la última campaña exitosa para el reino y la prestigiosa casa al frente en su dirección, durante siglos, los límites del reino de Krypton se solidificaron, extendieron y reafirmaron constantemente. 

En los libros de historia se leía: "Año 912 en la historia de Krypton (h.d.K). Demasiado grande para extenderse todavía más, excesivamente imponente para tener rival, imposible de atravesar sin guía o traductor, nunca había existido algo tan grande."

"Año 1192 h.d.K. Aquella fatídica noche, una estrella atravesó el cielo y dejó una estela que parecía augurar mal destino. Muchos quisieron creer que eran buenas noticias, la reina estaba de parto y esa noche entregó al reino, dos príncipes en un mismo día."

(+18) El secreto de Kar-el, príncipe de Krypton.Where stories live. Discover now