—Lo que me lleva a preguntarme, ¿tu madre...?—

—Era la compañera de mi padre, no Zar— respondo, asiente— una vez le pregunté eso, luego de saber que no solamente existe compañera del Zar, si no, la oportunidad de ser la Zar de la Bratva. Recuerdo que mencionó que su ambición por el poder, no era tanta como para gobernar toda Rusia y Siberia, si no, su ambición era lo suficiente para ser el soporte de mi padre como su compañera y madre de sus hijos— sonrío— nunca se arrepintió de su decisión—

Y eso la hizo muy feliz.

—La Bratva, tendrá a sus dos mejores líderes por igual— responde Yerik, asiento sin despegar la mirada del anillo hasta que cierro la cajita— tus padres estarían muy orgullosos de tí, Xander—

Mi sonrisa se ensancha.

—Eso espero—

Unos minutos después, veo como mis hermanos junto a Salvatore aparecen en la habitación del recinto donde vamos a hacer la boda. Sería en el Palacio Peterhof, San Petersburgo. Buscando en diferentes recintos para celebrar nuestra unión con el montón de invitados, mi prometida y yo nos encontramos con este lugar, no pudimos evitar enamorarnos con sus grandes salones y jardínes, con suficiente espacio para todos.

La ceremonia sería en el salón, mientras que la recepción serían en los jardínes con una gran carpa que mandé a construir y no ser molestados por el frío que se avecinaba de nuevo, parte de mi sonrisa se apaga un poco al recordar algo en especial.

Hace ya un año.

Hace un año que papá murió y un año, desde que estamos en esta guerra que prontamente llegará a su fin para que pueda ser feliz con mi pequeño solnischko.

Pronto...

Los Greco, dejarán de existir.

El día de su aniversario de luto, hicimos una ceremonia en su honor donde estuvieron la mayoría de las personas que alguna vez quisieron a mi padre. Era un magnífico Zar, que mucha gente lo apreciaba por su forma de liderar, mismo respeto que yo tengo por parte de ellos ahora que soy Zar, uno que me he ganado a pulso.

—¿En qué piensas, muchacho?—

—En que mi padre, hubiera disfrutado de este momento— acomodo los hombros de mi saco— no puedo creer, que ya ha pasado un año de su muerte—

—Lo sé— habla Atlas con cierto tono bajo, traga saliva en seco. De los tres, a él, le ha pegado un poco más la muerte de papá— pero piensen, que el viejo ahora debe estar festejando con mamá en el infierno, por que finalmente, su sueño más preciado se está cumpliendo—

—Debería estar aquí, hermano— responde Aslan, asiento— debería estar dándonos lata por encontrar futuras esposas—

—Corrección, hermano— agrega Atlas, recuperando un poco de su tono alegre— lo mío es futuro esposo— sonreímos— ni en sueños, pienso dejar ir a ese cosita de ojos azules bonitos— mira a Salvatore, quién asiente en su dirección con una pequeña sonrisa— ¿Me das tu bendición para casarme con mi cosita?—

Con su habitual humor negro, su cuñado responde.

—Atlas, ¿acaso me pediste permiso para enterrar tu verga en el culo de mi hermano?—

—No—

—¿Entonces?— mi hermano mayor, asiente— no necesitas mi aprobación idiota, necesitas la de Bruno. Y mientras mi hermanito sea feliz, estaremos en paz—

—Todavía no le digas a Bruno— pide Atlas— quiere tomarse las cosas con calma, así que, es cuestión de esperar—

—Tranquilo, cognato— asegura el italiano— tu secreto, está a salvo conmigo—

El amor del ZarМесто, где живут истории. Откройте их для себя