AFRODITA (11octubre2020)
Llegué ayer a Londres por la noche, dormí unas cuantas horas y no pude dormir más.
Me puse a adelantar trabajo, sé todo sobre los jugadores del Southampton y del Sevilla, nuestros dos siguientes rivales, estuve toda la noche... me sé hasta lo que comen.
A de las 6 de la mañana salí a correr y después fui a casa de mis padres a desayunar pero Thomas me recordó algo de lo que sinceramente no me acordaba.
En Madrid no tuve tiempo de nada, me enfoqué en mis amigos, mis abuelos... y me olvidé de algo importante...contestar los mensajes de Mason y de lo que me recordó Thomas.
El hecho de que hoy jugaba Inglaterra contra Bélgica para la clasificación de la Nations League.
¿Y adivina quién prometió ir al partido? Efectivamente...yo.
Eso no es tan importante como olvidarme de contestar los mensajes de Mason, definitivamente soy una imbécil.
—Ya voy, Thomas—contesto al hombre que me lleva llamando desde hace una hora.
—¿Qué te queda? Llevamos esperando media hora—refunfuña—Espero que ya te hayas arreglado.
La verdad que no me he arreglado, sólo llevo un chándal blanco y un gorro azul clarito.
Llego tarde porque he estado intentando escribirle el mensaje perfecto para pedirle disculpas a Mason...no lo he logrado.
Aunque sé que me perdonará...es Mason.
—Voy llegando, no me marees—respondo.
—Cómo me cortes, mañana...—empieza a decir pero no le dejo terminar y le cuelgo.
¿Mañana qué?
—¡Mañana follo!—grito en voz alta y me río sola mientras conduzco.
En realidad espero que sea así, llevo una semana esperando ver a Mase.
Estoy segura que la espera valdrá la pena.
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Ya estoy en el estadio. Todavía quedan unas dos horas para el partido.
Puedo dormir, levantarme y todavía no habría empezado.
—¿En serio?—pregunta incrédulo papá.
—¿Qué pasa?—pregunto riéndome mientras saludo a mamá con un abrazo.
—Nada. Me creía que vendrías vestida de Armani—dice sarcásticamente.
—Nike—digo la marca de lo que llevo puesto, él niega con la cabeza.
—¡Ay! Me acuerdo cuando eras pequeñita que nunca te querías poner algo de Nike porque patrocinaban al Barca—ríe mamá.
—Culpa de tu padre, cariño—dice Thomas haciendo que mamá pare de reírse y lo mire seria—A ver...—carraspea e intenta arreglar lo que ha dicho—Él le inculcó ser del Real Madrid, estaba muy obsesionada... ¿te acuerdas que...?—tartamudea, mamá se cruza brazos y escucha como da explicaciones.
—Déjalo papá, hoy no follas—digo mirándolo.
—¡Afrodita!—chilla horrorizada mamá. Papá bufa.
—Muy desubicado de tu parte—reprende Thomas. Mamá niega con la cabeza y se sienta en la butaca.
—¿Y los gemelos?—pregunto.
—Aquí—grita Eros y corre hacia mí.
—Hola, bebé—saludo y le lleno la cara de besos.
Apolo me abraza y me da un beso en la mejilla. Son demasiado altos o yo soy muy bajita.
