27.¿QUIERES SER MI...?

390 23 12
                                    

AFRODITA

18 noviembre

Veo como Alex mira a su alrededor con el ceño fruncido y murmura cosas que desde mi posición no las escucho.

—Ey...¡guapetón!—grito para que me escuche pero no lo hace.

Mira de un lado a otro pero el inútil no mira hacia mí.

Ruedo los ojos y me acerco.

—¡No te había visto!—chilla cuando me ve.

—Te he llamado y no me escuchabas—digo cuando lo abrazo fuertemente. Lo que lo echaba de menos no es ni medio normal.

—Porque llevo los auriculares, cariño.

Lo abrazo más fuerte y escondo mi rostro en su pecho.

—Uy...bebé ¿me echabas de menos?—pregunta mientras acaricia mi espalda.

—Como no tienes idea—susurro soltando un suspiro tembloroso.

Alex me separa de su cuerpo y me mira.

—No vas a llorar. Puedes con esto porque fue tu decisión y tú no te arrepientes de tus decisiones.

Lo miro y trago saliva.

Mi decisión fue venir a Londres, estar con mi familia y hacer equipo con mi padre pero no creía que sería tan complicado.

—¿Puedo? ¿En serio puedo con esto?

—Sí...joder que si puedes. Eres Afrodita Tuchel, puedes con todo.

Sonríe y coloca sus manos encima de mis hombros.

—Tú también me haces falta, echo de menos tenerte cerca pero...estoy mejor sin ti—ruedo los ojos y resoplo, él se echa a reír—Mira cariño, todavía quedan dos horas para el partido, iremos a dar un paseo, hablaremos y luego iremos al campo ¿sí?

—No estoy preparada.

—Bebé, lo estás. Confía en mí.

Asiento finalmente.

Alex me abraza de lado, deja un beso en mi sien y caminamos juntos hacia el coche.

—¿Cómo estás tú?—pregunto sintiéndome estúpida por solo pensar en mí misma.

—Muy bien, cariño.

—En Madrid se está muy bien...—susurro haciendo una mueca.

—Aquí también. A mí, Londres me gusta.

Intento mirarlo pero él mira hacia otro lado. Suspiro y no le llevo la contraria.

----------------

Lo echaba de menos pero después de una hora juntos, puede volver de donde ha venido.

—No me mires así—habla mientras engulle un sándwich de pollo.

—No te miro de ninguna manera.

—Sabes que no puedes mentirme. Me miras con melancolía.

—Pues tú me mientes—suelto de una.

—Intento que no eches de menos el pasado, cariño.

—No me trates como una niña pequeña, Alexander. Sabes perfectamente que me da igual el pasado, solo quiero un buen futuro pero no lo estoy consiguiendo.

—¿Y Mason?

—Es lo único bueno de esta maldita ciudad—digo mirando a través de la ventana como pasan las personas riendo y disfrutando.

Un amor a medidaWhere stories live. Discover now