24. CONFESIÓN

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AFRODITA

—A Kai no le gusta este restaurante.

Toso ruidosamente y bebo agua, Mason niega con la cabeza lentamente.

—No sé qué hacéis aquí.

—Londres no es de tu propiedad—digo molesta—Podemos ir donde queramos ¿no crees?

—No te gusta el sushi y a Kai no le gusta este restaurante. Así que no...

—Yo cumplo mis promesas.

Veo cómo frunce el ceño, sonrío porque ni siquiera sabe a qué me refiero. No le da tiempo a contestar porque Maya ya empieza a joder.

—Hoy la has cagado. Necesitas un poco más de educación.

—Maya...—advierte Kai.

—¿Qué, Lukas?—pregunta mirándolo, Kai la mira mal pero finalmente agacha la cabeza.

—Maya, eres lo más despreciable que he conocido.

—Es su segundo nombre.

—Tu segundo nombre es inútil y no te llamo por...

—Basta, por favor—pide Mason y pasa su mano por mi muslo. Se la quito harta de que siempre la defienda.

—No vuelvas a llamarlo así—la señalo con el dedo.

Hace un gesto raro con su mano y sigue hablando.

—Solo digo que has dejado en muy mal lugar al club.

Ruedo los ojos exasperada. No sabe nada. Absolutamente nada.

—Creo que lees mucho Twitter, sobre todo a subnormales.

—Es una de ellos—habla Kai.

Me río entre dientes y Kai se encoge de hombros. Maya solo arquea una ceja. Mason suspira.

Traen la comida y me abstengo de hacer muecas para que Mason no se dé cuenta de que realmente estoy odiando estar aquí. Pero como dije cumplo mis promesas, le prometí ser exclusivos...pues eso hago.

—Come Fro, son tus favoritos—habla Kai riéndose y empujando un plato hacia mí.

Le echo una mirada mordaz que solo le hace reír. No debería reírse.

—¿Y los tenedores?—pregunto haciéndolos reír menos a Maya...claro.

No importa.

Solo quería ver a Mason sonreír y lo he logrado. Eso es lo más bonito que me ha pasado en este día tan gris.

—No sirves para nada—masculla Maya. Le sonrío y le guiño un ojo haciendo que se moleste aún más.

Cojo los palillos y me llevo la primera pieza a mi boca, la que menos tiene pescado.

—Moja aquí—señala Mason un pequeño cuenco—Te sabrá mejor.

—¿Qué es?—pregunto reacia.

—Soja—resopla Maya.

—No...—empieza Kai y niega mirándome.

Vuelvo mi vista a Mason que me mira con curiosidad.

—¿No te gusta?—pregunta.

—¿A ti sí?

Asiente.

—Abre la boca—habla Kai metiendo en mi boca algo sin dejarme ni siquiera abrir la boca.

Casi se lo escupo en la cara.

—¿Qué es eso?—pregunto asqueada masticando.

—Sashimi.

Un amor a medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora