17.LA CONFIANZA

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AFRODITA

Ando de un lado a otro mientras llamo a Kai...no me lo coge ni siquiera me contesta los mensajes, como volvamos a lo del principio... no avanzaremos.

Con lo bien que íbamos.

Aunque si no quería venir, daba igual pero me podría avisar y así...quedar con Mase.

Sacudo la cabeza por ese pensamiento.

—Te estás cagando hasta en mis antepasados seguramente pero...

Suelto todo el aire retenido y casi me lanzo a abrazarle...porque ¡mierda! se lo está tomando enserio y de verdad que me alegro por él.

—Hasta en Hitler, fíjate—contesto, a él no le hace gracia porque frunce el ceño y suelta un suspiro.

—No...no es adecuado ese chiste.

—Humor negro.

—No es apropiado.

Ruedo los ojos pero asiento.

—Perdón—digo suspirando, él sonríe y me da un abrazo fuerte.

—Jimmy hoy se ha pasado...hoy que no estabas tú, pensábamos que iba a ser suave. Al revés, nos ha dado mucha caña—me mira y yo aprieto mis labios—Al final nos ha dicho que lo pediste tú, ahí todo cobró sentido.

Suelto una carcajada y le paso una botella de agua.

—No te quejes y empieza—exclamo y señalo las pesas.

Suelta un suspiro fuerte y se quita la sudadera que lleva

Me pongo a su lado para darle apoyo moral.

—¿Has comido no? Son las 4 y no quiero que te marees ni nada.

—Comí hace dos horas—responde y asiento.

Empieza a hacer los ejercicios que le indico hasta que, como no, Mason nos interrumpe.

—Kaicito te has olvidado de tu móvil—dice sonriente—Joder, yo estoy muerto, no podría hacer nada más. Quieres matarlo ¿no?—pregunta con los ojos muy abiertos.

—Deja el móvil y vete o únete pero no te quejes, Mount—respondo mientras veo como Kai para de hacer los ejercicios, me mira sonriendo y sube y baja las cejas.

—Venía a darle su móvil y...—lo miro esperando a que termine de hablar—A llevarme un beso—sonríe sonrojado.

Kai suelta una carcajada, Mason me mira sonriendo y esperando algo.

Algo que no va a suceder delante de Kai.

—Olvídate—niego y señalo a Kai para que vuelva a concentrarse.

—Uno pequeñito—suplica posicionándose delante mía, vuelvo a negar y me levanto para sentarme en otro lado.

—Dáselo, no seas frívola—dice Kai.

Mount sonríe y se sienta a mi lado, me da un pequeño empujón con su brazo y asiente de acuerdo con las palabras de Kai.

—Escucha a Havercito—susurra en mi oído.

Un amor a medidaWhere stories live. Discover now