Verano ( Segunda estación)

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El sopor que provocas, segunda estación, el calor que emanas sin piedad. Aparentas solo calentar los corazones, que no se dan cuenta cuando tu sol irascible, comienza a quemar...

Nuevo rumbo

Le tomo cuarenta y cinco minutos, cobrar todo el contenido de esos cuatro carritos repletos. No ayudaba en nada que la mirada adusta del aparente, ¿hermano mayor?, ¿representante?, no parecía tener edad para ser el sugar dady de los tres tipos que se habían paseado por todos lo aparadores y básicamente saqueado los mismos, no se quitaba de él. Después de dos intentos logro pasar su tarjeta dorada con el logo de la Corporación Cápsula grabado en ella, cosa que lo hizo ponerse más nervioso y por suerte en solo un intento logro devolversela, junto al larguísimo recibo, que el tipo no se molestó en mirar, lo hecho a la basura sin más en cuanto lo recibió y luego de guardarse la tarjeta simplemente se fueron.

Sus amigos no tardaron mucho en encapsular todas las compras y entregárselas, después de despedirlo con varias reverencias y mientras cerraba la página de cobro, recién vio el nombre del recibo.

- Oh por Kami - exclamó con voz ahogada.

- ¿Qué sucede? - le cuestionaron el resto de los cajeros que lo habían ayudado a empaquetar todo y ahora volvían a sus respectivas cajas.

- Atendí al señor Ouji... - susurro apenas.

Las caras de sorpresa de sus colegas y el resto del personal que aún estaba cerca no se dejaron esperar. ¿Qué hacía el padre de los herederos de Corporación Cápsula en un pequeño supermercado a las afueras de la ciudad?.

El ruido característico de la teletransportación de Goku, le hizo saber que acababan de aparecer detrás suyo. Se sacó los googles y los guantes con cuidado y se giró a verlos.

- Bienvenidos - los saludo con cierta dulzura - tardaron más de lo que me esperaba, ¿en qué se entretuvieron tanto? - pregunto curiosa.

- Compramos algunas cosas - admitió Vegeta.

Mientras su esposo la saludaba con un movimiento emocionado agitando su mano detrás suyo, comiendo un sándwich de la pierna asada que al final convenció a la muchacha que le vendiera. Mientras los otros saiyajins, comía una enorme pera, el primero y el segundo devoraba una enorme bolsa de papas fritas.

- Ya veo que cosas - susurro divertida - los niños ya están por llegar, en lo que alistan la comida y eso, les tomo las fotos - indicó sacándose el mono de trabajo de encima.

Apenas unos minutos después, ya estaban en un rincón despejado del laboratorio. El cual estaba listo para realizar la sesión, los trípodes con luces y el fondo verde para retocar la fotografía, le hizo preguntarse, ¿de dónde había conseguido todo esto la mujer?. Conociendo la tal vez lo había comprado, no evitó mirarla de reojo.

- ¿Qué? - cuestionó casi con un dejo infantil.

- Nada - contesto sin dejar de mirarla con la ceja arqueada.

- Yo, ya tenía estas cosas.

- Ajá - susurro en el mismo tono incrédulo, que provocó un claro sonrojo en la mujer.

- Bien - corto de repente para cambiar de tema - ¿se quieren cambiar de ropa o algo?

Ambos hombres miraron sus musculeras un momento, a parte de ello llevaban; un pantalón deportivo Turles y unos cortos sueltos, Raditz. Era ropa cómoda, pero casual, después de pensarlo un segundo, ambos se encogieron de hombros indicando que les daba completamente igual.

Bulma, gruño por lo bajo con molestia, por un pequeño instante había pensado que iban a decir que se cambiarían, era claro que los saiyajins eran todos iguales en ese punto.

EstacionesWhere stories live. Discover now