Entrenando

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Despertó un par de horas después que su esposo y se encontró igual de enmarañado de piernas y brazos, como lo había hecho su pareja al despertar. Una de las manos de Kakarotto, estaba sobre su rostro. Apoyo el mismo contra esa tibia palma y no evitó sonreír ligeramente, ante ese contacto. Anoche o mejor dicho al amanecer... no evito sonrojarse al recordar las palabras que habían salido de su boca. Suspiro aún apenado y beso esa mano. Se volverían más fuertes, eso no estaba ni a discusión, harían lo posible y lo imposible para seguir juntos. Eso estaba por hecho.

Kakarotto, abrió los ojos unos minutos después y lo apego nuevamente a su cuerpo. Se dejó hacer sin protestar y se acurrucó en ese amplio pecho, reposando la cabeza dónde su corazón latiente, sonaba con fuerza y a un ritmo conocido para él. Se apretó aún más a ese lugar, sonriendo ligeramente.

- Buenos días - susurro su esposo, apresandolo aún más.

- Buenos días - contestó también en un susurro.

- ¿Estarán todos ya despiertos? - cuestiono frotándose un ojo con una de sus manos.

- Supongo - le admitió frotándose ligeramente contra su pecho - ¿Deberíamos levantarnos?

No pudo contestar, el ruido de la puerta hizo que levantarán la cabeza a la vez. No sentían un ki, eso quería decir...

- ¿Puedo pasar? - la voz de Dieciséis, les llegó desde el otro lado, dandoles las respuesta.

Se miraron entre sí un segundo, y le dieron permiso de pasar otro segundo después.

- Buenos días - saludo el enorme hombre - he ordenado que les preparen comida. Su amigo Nappa, ya está despierto y es él único levantado además de los que no bebimos anoche, y la verdad me preocupan los otros - les admitió con un casi imperceptible tono de preocupación, que solo el príncipe que lo conocía más, pudo identificar.

- Estarán bien - le aseguró, a pesar de que no tenía ni idea del efecto del licor saiyajin en terrestres - deben estar con una resaca tremenda, agua, algo de caldo de pollo, antiácidos y aspirinas. Hay que hacer que coman y beban algo, después si quieren pueden seguir en la cama, pero obligalos a comer de ser necesario - indicó mientras se levantaba y Kakarotto lo seguía casi de inmediato, tomando las batas que posaban en la cabecera de la cama - te ayudamos en un rato - le aseguró, aproximándose a abrir las cortinas.

El androide afirmó con la cabeza en acuerdo con las indicaciones del príncipe, también había pensado en algo parecido, pero se alegraba de tener más ayuda y una guía. No deseaba involucrar a los niños en esto... bueno, no eran los más indicados para ello. Dándoles otro saludo con un gesto de la cabeza se fue en dirección a las cocinas, para terminar de dar instrucciones.

Gure y Tarble, fueron los siguientes en levantarse y sus primeros aliados. Al parecer la resaca, no era parte del metabolismo saiyajin, o ese mismo metabolismo acelerado, ayudaba a que no la padecieran.

Nappa, observaba la actividad con relativa indiferencia, a parte de una resaca de mierda, a los terricolas no les pasaría nada más. Probablemente estarían bien por la mañana o a más tardar un día después de ese, seguramente se plantearían seriamente una y otra vez, volver a beber en sus vidas. La idea le resultó divertida y continúo con su desayuno/almuerzo, sin miramientos. Debía admitirlo la comida terrestre era deliciosa, la extrañaría cuando se fuera. La petición de los niños que se quedará, floto en su mente un momento, pero la desecho de inmediato, aún se sentía inquieto por tanta paz y tranquilidad. Aunque técnicamente, la Tierra, ya había sufrido un par de ataques. De todos modos, debía buscar como calmar aquellas ansias, suponía que el entrenamiento ayudaba a Vegeta, pero su sed de sangre era distinta o así la percibía. Sin embargo, tal vez cumpliría su promesa y se pasaría por este condenado planeta de vez en cuando. Volteo los ojos medio asteado de sus propios pensamientos, Raditz parecía tan adaptado, que debía admitir le daba envidia. A pesar de sus resoluciones, no estaba seguro de que haría ya con la nave y el camino libre, ¿Volverse pirata espacial como el mocoso Turles?, No era algo que había pensado a fondo al final y al cabo. Y hablando de Raditz y Turles, ¿Dónde andaban esos dos?

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