Capítulo 30

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Entre las transitadas calles de Orario, se encontraba un joven con ropajes negros, que llevaba entre sus manos una cesta con diversos alimentos comprados en el mercado. No era otro que Bell Cranel, el primer hijo de la Diosa Hestia, que venía de hacer las compras en el mercado de la ciudad.

Unos pocos días habían pasado ya desde que rescatara a su soporte, una pallum llamada Liliruca, de sus compañeros de la Familia Soma, después de que les tendieran una trampa, donde intentaron matarle y lo peor, casi violan a su amiga. Ni corto ni perezoso, Bell acabó con las vidas de estos por atreverse a tocar a su amiga, dejando sus restos para los monstruos del Calabozo.

Tras eso, Bell llevó a Lili a su hogar con Hestia, donde la diosa se encariñó enseguida con Lili, y al día siguiente, se presentó con ella en la sede de Soma para pagar la deuda de Lili y sacarla de esa Familia y donde, después de literalmente traumatizar de terror a los aventureros de esta Familia, logró que Lili fuera liberada del falna de su dios cuando esté la puso a prueba, logrando la pallum superarla con éxito.

Y ahora, la joven pallum se había convertido en la segunda miembro de la Familia Hestia, para alegría de la diosa y Bell. Para el chico, resultaba una alegría constante observar a diario la sonrisa sincera y pura de la liberada pallum, sin sentir ya miedo o angustia por la opresión de sus antiguos compañeros. La joven no cabía en sí de gozo, pues había obtenido lo que siempre deseó: Amigos que la apoyasen y valorasen, y que siempre estuviesen a su lado. Ella misma se juró que haría lo que fuera por ser también útil para su primer amigo y su diosa, y desde el primer día que fue al Calabozo con Bell, ya como soporte de Hestia, la chica lo dio todo, incluso más que antes, para ser de utilidad a Bell y no ser un estorbo para él.

Incluso se decidió a ayudar en todo lo que pudiera para ayudar a Bell a cumplir su hermoso sueño de poder traer a su familia con él a Orario, empezando por decidir no aceptar el dinero de la deuda que Soma les perdonó. Bell y Hestia quisieron entregárselo pues según ellos le pertenecía a Lili, pero la pallum se negó, argumentando que ahora ese dinero sería de toda la Familia, para si ella ayudar a su Familia a crecer en estatus y económicamente, palabras que obtuvieron como recompensa un fuerte abrazo por parte de Hestia, visa que en realidad la diosa hacia a cada momento con la niña a la que veía y trataba como a una hermana pequeña. El chico aún recordaba ese día que fueron de compras tras incluir a Lili oficialmente en la Familia, en los que Hestia se pasó horas probando y comprando todo tipo de ropa para Lili y ella misma. El peliblanco en ocasiones no pudo evitar enrojecerse debido a lo hermosas y lindas que estaban ambas chicas con algunos vestidos y trajes.

Y de ese modo, unos pocos días pasaron, en donde se repetía la rutina de pasar el día cazando en el Calabozo, obtener botines inmensos gracias a la ayuda de Lili, y visitar la Anfitriona de la Fertilidad para después regresar a su hogar con Hestia. También, durante estos días Bell pudo retomar su práctica y uso de su magia, pues estaba totalmente recuperado del estrés sufrido por el uso en exceso continuado de su núcleo mágico tras su aventura en la Mazmorra. Se enfocó sobre todo en acostumbrarse más al uso de Firebolt y Rho Aias, sus dos magias más recientes.

No obstante, el primer día que volvió a usar su magia se canso más de lo normal, cosa en verdad normal, como le explicó en su momento Riveria, la maga de la Familia Loki que lo atendió en el Calabozo junto a la Princesa de la Espada, tras desmayarse después de volver de la Mazmorra.

Los conocidos de Bell también celebraron la llegada de Lili a la Familia Hestia, ya que a todos les agradaba la pequeña pallum. Aunque el chico, y también la pallum, se abstuvieron de contar ciertas partes de la historia de como Lili ingresó en la Familia Hestia. No estaban seguros de que todos aceptaran de la misma forma que Bell hubiera matado a otros aventureros, aunque fueran unos bastardos desalmados como la Familia Soma.

La Leyenda del PretorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora