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006

[Narra Jinyoung]

Me acerco muy nervioso a la cafetería, siempre llego antes que Jaebum, así que una parte de mí se sentía muy avergonzada, de todo lo que pude decirle y preferí no hacerlo, aún me costaba mucho contar lo que me pasó cuando era un niño, y al mismo tiempo Jaebum me hacía sentir tanta confianza y seguridad que no encontraba la forma de decirlo sin quebrarme frente a él.

Pido mi café americano y me siento mirando a las paredes, pensando en si seré capaz o no, de abrir ese baúl de los recuerdos que me atormenta.

 —Buenos días, joven Park... —

 — Ho-hola Jaebum. — dije nervioso, ni siquiera lo había visto entrar, había estado muy encapsulado en mis pensamientos.

 —¿Se encuentra bien? Lo noto un poco pálido. — pide su capuchino y se sienta mientras pienso en que responder a eso, se acomoda sacando su libreta de siempre, y luego saca el sujetador de cabello que siempre usa para el mechón que le molesta mientras escribe.

 —Sí, sí, es solo que estuve pensando en... bueno, ayer usted me preguntó por mi pasado y... —

Me miró muy preocupado al oír eso.

 —Joven Park en verdad no tiene que hablarme de eso. — me dijo con una sonrisa muy tierna, yo sabía que él me entendía, y sabía perfectamente que no estaba obligado a contarle, pero, en verdad quería poder decírselo, a él.

 —Yo, realmente quiero contarle todo, es que a veces recordar cosas nos hace sentir ese mismo dolor del pasado y no lo sé, eso me lo pone difícil... —

 —Entiendo que es difícil para usted, lamento haber sido curioso ayer, en preguntar, no debí hacerlo, ahora no deja de pensar en eso, y lo siento mucho... —

 Tome aire, muy fuerte, y cerré los ojos.

Abrí los ojos lentamente, me miraba muy atento y con una pisca de preocupación en la mirada, pero me hacía sentir tan cómodo, la forma en que me observaba como si quisiera cuidar de mí de alguna manera.

Tome aire de nuevo.

Aquí vamos.

 — Cuando era niño... — comencé a contarle, vi que cerró su cuaderno rápidamente y se dispuso a prestarme toda su atención   —... hubo un tiempo en el que mis padres trabajaban mucho y yo tuve que irme a vivir a una casa donde se cuidaban niños, diría que era un internado o algo así, pero... no lo era realmente...—

En ese instante me quedé paralizado, pensado en que más contar, y que más hablar, sentí que no podía encontrar palabras ni nada más que hacer, estaba congelado.

Me miró acercándose un poco inclinándose al frente, en mi dirección.

 — ¿Y en ese lugar no la paso muy bien, verdad? — me pregunta, asentí, me ayudo mucho al preguntar, porque mi cuerpo se había apagado por completo al intentar hablar de eso.

 Tome un sorbo de mi café y luego respire profundo, dispuesto a continuar con mi historia, pero me sentía muy triste, y solo pude mirar al lado para que no vea mis ojos asustados.