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Max:

—Alejandría no es bienvenida aquí, por ordenes de mi hija.

Es la respuesta que obtengo de la reina cuando no solo cruzo sus fronteras, sino irrumpo su jardín acompañado de cuatro de mis soldados, cada uno montado en un caballo blanco y totalmente uniformados, mientras yo monto al caballo que lleva mi nombre.

—No me iré sin ver a Charity.

—Charity no desea verlo su majestad, creí que con su ausencia usted lo había comprendido.

Mis manos se forman puños alrededor de las riendas del caballo.

—Dígame donde esta.

—No esta en posición de pedir eso y voy a mantener el deseo de mi hija.

—Reina de Althea, por favor...

Pienso que mi ruego la hará flaquear, pero esta mujer demuestra porque es la reina de esta nación, su voluntad me recuerda a Charity.

—Ella no esta aquí, no pierda su tiempo.

Aunque no lo sepa, esa respuesta me ha ayudado. 





(***)


No soy ignorado cuando "invado" el pueblo que le pertenece a Charity, recibo saludos y aunque mi único propósito es hallar a mi mujer, no puedo ignorar el echo de los pocos recursos y los problemas visibles que hay en el reino.

No creí que estuvieran tan mal, ya hasta entiendo un poco a la reina su necesidad de buscarle un marido a mi futura esposa.

Si, pensé eso solo un segundo, porque no hay manera de que acepte eso.

—¿Príncipe?

Detengo mi caballo frente a la mujer, soy la mirada principal de todos aquí, aunque solo me observan mientras realizan sus trabajos en sus casas y la persona frente a mi es la primera en acercarse.

—¿Es el príncipe?—Repite la pregunta y asiento.—Lo reconocí por el traje. ¿Busca a la princesa?

—¿La princesa Charity se encuentra aquí?

—Ahora mismo no, ella.. 

Alzo las cejas esperando que continúe.

—La princesa subió a la montaña.—Señala esa misma a mis espalda, un lugar con extensa vegetación.—Fue a buscar de una planta medicinal para un niño del pueblo, se habian acabado...

—¿Como... subió? ¿Ella sola?—Las preguntas brotan solas.

—Subió con su criada y no ha ido muy lejos.—Me señala exactamente donde.—Estas crecen abajo y...

Se detiene y observo como sostiene su vientre, hasta ese momento no me doy cuenta de su embarazo.

—¿Se encuentra bien?

—Si, es solo...—Vuelve a quejarse

—Gracias por la información.—Agradezco y ella asiente como respuesta, enseguida me vuelvo hacia mis guardias.—Quédense con ella.

—Príncipe...

—Quédense aquí.—Ordeno y me apresuro en seguir los pasos de Charity.


Decreto de amor ( #1 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora