Decreto de amor ( #1 Amores en la Realeza)

5

Charity:

—¡Lady Charity! —Los gritos de Max al igual que él me siguen por el segundo piso. —¡Charity!

Sus pasos se detienen y los míos también, lo escucho respirar agitado y es el quien empieza a hablar.

—Princesa, por favor.

Me vuelvo hacia él, para ser un guardia real le falta físico.

—Escúcheme, por favor, no he usado las palabras correctas. —Toma aire y vuelve a hablar.

Max carraspea.

—¿Estas bien?

—Lo estoy. —Responde de inmediato. —Quiero decirle que está equivocada, con todo respeto y que si su majestad estuviera aquí.

—Pero no lo está. —Le interrumpo y Max calla. —El príncipe no está aquí.

Su gesto cambia.

—No sabe lo que dice.

—Basta, Max. Entiendo que creciste con él. —Hablo yo. —Pero por favor no lo encubras, por favor no quiero decepcionarme de ti. A él no lo conozco, pero...

Tomo aire y continuo.

—Yo entiendo que tenga dudas sobre mí y proteja su reino, que le preocupe la estabilidad que pueda ofrecer esta unión, que yo no tenga los recursos para dárselo o mi reino no pueda otorgar más que beneficios medicinales...

—Princesa...

—Pero no me pidas que no me sienta como me siento porque no ha sido capaz de darse la oportunidad de conocerme. —Trato de contener lo que el dolor del rechazo de su majestad me causa. —Por favor Max, no me pidas que mi corazón no se sienta dolido ni decepcionado.

Max guarda silencio y no me sigue esta vez, llego a mi habitación e ingreso a ella, cerrando la puerta.

No puedo evitar llorar, así que lo hago.

(***)

Me doy por indispuesta para la cena, así que traen mis alimentos a la habitación, las criadas se disculpan conmigo con los reyes y me pongo a leer un rato antes de dirigirme a la cama.

Golpean mi puerta y me acerco a abrir, es una criada y Max, me encuentro con sus ojos oscuros y le doy el pase a la criada de llevarse mis platillos.

—Descanse, lady Charity. —Hace una corta reverencia sujetando los platos y sale de la habitación.

Me quedo a solas con Max y cubro mi ropa interior con el manto, rodeando mi cintura con los brazos, también trato de no mantener contacto directo con su mirada.

—Tiene los ojos hinchados. —Murmura y mis ojos se levantan hacia él. —¿Ha estado llorando, princesa?

Trago saliva.

—Estoy bien, Ma...

—Hay una selección de libros que me encantaría mostrarle. —Señala fuera de la habitación. —Si me lo permite.

—Creí que no podríamos estar solos en una habitación y menos por la noche los dos solos.

Lo veo tragar.

—Hare una excepción esta vez. —Me da espacio para salir y extiende la mano hacia la puerta. —¿Vienes conmigo, Charity?