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Charity:

Jamás me han besado y nunca creí que un beso podría sentirse de este modo.

Tan demandante y posesivo, como una lucha constante en quien resiste más la respiración, no se si mis movimientos inexpertos son los que un hombre como Max espera, pero sentir como me atrae contra su cuerpo parar envolverme en otro beso, infla mi pecho diciéndome que estoy haciendo lo correcto.

Los labios de Max se empujan más contra los míos y hace retroceder mi cuerpo sujetándome, jadeo colgándome de su cuello y siento su lengua rozar la mía antes de tomarla, es tan delicioso y no quiero parar.

Los besos son... ¿Son tan adictivos siempre?

Me mantengo pegada a el cuando aleja los labios, más no su cuerpo, sus ojos me examinan de cerca la cara.

—Por favor.. —Pido. Deseo mas besos.

El rubor sube a mis mejillas.

Bésame otra vez, Max.

Es la expresión en mi cara y el modo en el que se lo pido que su mirada cambia y esos ojos lujuriosos aparecen.

Max descansa su frente sobre la mía.—No me lo pidas de eso modo porque perderé el control. —Murmura acercándose a mi boca.

Me roba otro beso.

—Quiero hacerte tantas cosas, Charity.

—¿Qué cosas?—Deseo saber.

—Para empezar quiero continuar donde me quede esa noche. —Su mano viaja a mi rostro, acariciando mi mentón, el pulgar llega a mi labio atrapándolo.

La respuesta causa una sensación en mi vientre, desea besarme los muslos.

—Princesa, me hace desearla tanto.

—Hazlo. —Busco sus labios, besándolo yo esta vez. —No te detengas.

Si el jefe de la guardia intentaba mantener el control, ahora si lo pierde.

Max me hace retroceder hasta la cama y con toda la oscuridad de mi habitación me empieza a abrir el vestido, distingo sus ojos poco a poco cuando mi vista se va aclarando, pero se que desde antes me estuvo mirando.

No se si lo que hago es correcto, pero también le ayudo con el traje mientras, la "armadura" de guardia desaparece en cuestión de minutos y queda solo en esos pantalones y en su camisa media abierta.

Max me atrae besándome de nuevo mientras las manos se pasean por los broches y ajustes de mi vestido, los lazos se sueltan y el vestido se me desprende, dejándome con la ropa color perla que traigo debajo y que no deja nada a la imaginación, el calor vuelve a apoderarse de mis mejillas y los dedos de Max me abre el corset, liberando mis pechos y la falda corta también.

El se queda viendo mi desnudez.—Que preciosa.

El halago solo me obliga a besarlo yo misma y no me aleja, en lugar de eso siento que se separa hasta que al mismo tiempo mi cuerpo cae sobre la cama.

Sus caricias se abren paso por mi cuerpo cuando su boca me abandona para ir a mi cuello y bajar, cierro los ojos y arrugo las sabanas con mis manos cuando sus labios cambian y llegan al centro de mis pechos.

—Dije que deseaba besar cada espacio de tu piel. —Me recuerda y sigue bajando hasta mi ombligo.

Mi estomago se contrae y descubro una nueva sensación dentro de mi al sentir su dura mano desnuda sobre uno de mis pechos.

—Dios mío.

Mi corazón no puede más.

Sus dedos lo cubren y aprieta bajando hasta mis pezones, el pellizco me hace levantar la cabeza, me besa el ombligo y separa mis piernas, abriéndome.

Decreto de amor ( #1 Amores en la Realeza)Where stories live. Discover now