A New Senpai (Budo x Ayano) [Finalizada]

🔪 Capítulo 55💌

La madrugada había pasado rápido, aunque tan solo fueron alrededor de 3 horas de viaje.
Pisar el suelo de Osaka no era lo mismo que en Buraza Town. Las calles parecían no tener tanta vida, sumando que era Navidad, era totalmente extraño.

O quizás todo era extraño porque en Buraza Town quedaron huellas de una historia sangrienta. Asesinatos sin arrepentimiento, una historia de amor enfermizo inconclusa. En Buraza Town quedó todo lo que Ayano era. Un ser monstruoso, con su infancia perdida pero en el recuerdo de otro.

Una asesina.

—¿Dónde queda la casa de tus abuelos?

—Queda a varias cuadras de la estación… También tenemos que subir por una de las calles empinadas.

—Ah, ya veo.

El fresco viento empezaba a entumecerle la cara, apenas habían salido de la estación pero la temperatura era muy baja.

—¿Crees que podamos sobrevivir? —preguntó Budo, quién había estado inquieto desde que subieron a ese tren.

—Lo hemos hecho hasta ahora, ¿por qué no el resto de vida que nos queda?

—Nada debe morir joven —dijo Budo.

—No es nuestra decisión.

—Pero…

—Es el pago por mi pecado, Budo.

—Pero… —y una vez más fue interrumpido por ella.

—"Pero", nada. Lo acepto, y soy consciente. No me duele, no me arrepiento —hizo una pausa, mientras continuaban caminando. Con cautela pero de forma natural sostuvo la mano del azabache y acarició el anillo de casados que llevaba en su dedo anular—. Si yo no fuera esto, no nos habríamos casado.

—No digas esto —le reclamó él, al escuchar el tono despectivo que había usado para referirse a ella misma.

—Y tampoco tiene sentido que ahora me arrepienta. Los arrepentimientos nos consumen la vida, nos quitan tiempo de tanto pensar en ellos. Nos quitan lo que nos queda de la vida.

Y Budo, no podía llevarle la contraria. Porque tenía razón, mucha razón. Era cierto aquello que había dicho, tanto que las palabras de la joven se calaron en él con un frío inexplicable, retumbó en las paredes de su corazón, perdiendo la capacidad de seguir pensando en otra cosa que no fuera la verdad que ella había soltado.

¿Cuántas veces me he arrepentido, Ayano? ¿Por qué siempre acepté quedarme lejos de ti? ¿Por qué siempre me quedaba llorando en mi cuarto, anhelando que me recordaras y arrepintiéndome de no salir a buscarte por miedo?
Pero, ¿miedo a qué? ¿O sólo estaba siendo egoísta porque no te acordabas de mí? ¿Me habré centrado tanto en mis emociones y lo injusto de la vida que me olvidé de que tú también estabas sufriendo? ¿Acaso ahora estoy pagando el precio de mi pecado? Tenerte y después soltarte, es porque no me fijé en tí lo suficiente, ¿no?

La fría brisa los azotó; al igual que la realidad. Así como el frío llegaba y quedaba instalado en tu cuerpo; la realidad también hacía lo mismo.

Sus miradas desesperadas se conectaron en ese enorme océano oscuro, lleno de soledad e incertidumbre, vacíos y anhelos.
¿Cuál de los dos podría ahora ser el sol para el otro?