Desvió la mirada para fijarse dónde pisaba pero sus ojos se encontraron un par de segundos con los de Edward que miraba no muy amistosamente al desconocido. Ella bajó la vista y prefirió olvidar el incidente.

Después de la larga caminata volvieron a la posada para almorzar. Estaban exhaustos y necesitaban refrescarse.

Al entrar al recibidor Edward se quedó mirando fijamente hacia su derecha. Bella intentaba no prestarle mucha atención pues él intencionalmente la evitaba la mayor parte del tiempo. Su curiosidad le ganó y miró hacia el lugar que llamaba la atención del capitán.

El mismo hombre apuesto del muelle la estaba mirando. Sus ojos azules se clavaron en ella insistentemente. Se fijó en el libro que llevaba contra su pecho. Era un ejemplar de cuentos de Edgar Alan Poe. Nada que le pudiera interesar a un caballero como él.

El hombre le sonrió, Bella ruborizada retiró la mirada. No era propio devolver la sonrisa a un desconocido por muy apuesto que fuera. Decidió salir hacia su habitación con la excusa de dejar su libro. Pero se tardó un poco más de lo necesario para tranquilizar su corazón agitado y sus mejillas rosadas.

No era la atención de aquel caballero lo que la tenía de ese modo sino la violenta mirada que Edward le dirigió lo que hizo que el corazón de Bella latiera rápidamente. Pudo ver aquel rasgo inconfundible. Era la misma mirada que Edward le había dado a Mike hace años. Ahora ya no lo miraba así pero en el pasado aquel ceño adusto solo denotaba celos. ¿Estaría celoso de un extraño?

Quizás no. Tal vez sean ideas suyas y Edward en realidad estuviera a la defensiva al ver a alguien interesado más de la cuenta en su grupo. O a lo mejor no era a Bella a quien el hombre miró primero. Eso debía ser. Seguramente lo sorprendió mirando de esa forma a todas las damas.

Cuando regresó al comedor el caballero estaba por salir de allí acompañado de un empleado. Se notaba en el porte y la vestimenta que era una persona distinguida. ¿Qué haría en La Push?

Al pasar a su lado le hizo una reverencia y la volvió a mirar con una agradable sonrisa. Esto no pasó desapercibido en la mesa donde se encontraban esperándola.

—Bella, ese hombre no te quita los ojos de encima ¿Lo conoces?— preguntó Jessica.

—No, nunca lo había visto— respondió la morena.

—Parece que la señorita Swan tiene un admirador— bromeó Kate.

—Y es tan apuesto...— comentó Irina.

—Disculpe— el capitán Cullen detuvo al mozo. —Aquel caballero que acaba de retirarse...  ¿Cuál es su nombre?— preguntó. Un militar cómo él ama la seguridad ante todo. A nadie le sorprendió la averiguación.

—Es el conde Volturi, está de paso hacia Forks— confirmó el mozo.

— ¡Bella, es nuestro primo!— saltó Jessica. – ¡Dios mío y ni siquiera nos presentamos!

— ¿Alec Volturi?— preguntó Bella.

—Sí. Yo no lo conocía pero parece que él te recuerda.

—Imposible hermana. Yo jamás conocí al conde. Estaba en la escuela en la época que vino a visitar Forks.

— ¿Entonces por qué te miraba?

— ¿Es un conde?— interrumpió Kate.

— ¡Qué descortesía!— insistía Jessica. –Tan cerca y ni siquiera pudimos presentarle nuestros respetos.

—No veo la necesidad, nuestro primo se alejó de la familia hace mucho tiempo— prosiguió Bella.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¡Cuenten por favor!— Irina estaba entusiasmada con la historia que esperaba oír.

No digas adiós -Terminado-Where stories live. Discover now