Cap.26| Déjalo en mis manos

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PIWKENYEYU:

Piwkenyeyu es una palabra de origen mapuche (pueblo amerindio, que habita en Chile y Argentina) y significa "te llevo en el corazón"

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Sonrió inconscientemente al ver la sonrisa de su bebé mientras jugaba con sus mejillas abultadas. Era una cosita hermosa y adorable y Jacob aún no podía creer que fuese suyo. Era un sentimiento irreal, pues nunca se imaginó que llegaría un momento de su vida en el que sería padre, y si lo esperó no imaginó que fuera de una manera tan peculiar.

En su primera vida sus oportunidades de tener hijos propios murieron el día en que imprimó en un hombre, que además resultó ser un vampiro, y por si eso no fuese poco el mismo también lo rechazó. Entonces fue un gran no a la simple idea de tener algo con alguien más, de todos modos no lo lograría aunque lo intentara.

Moriría, literalmente, antes de lograr siquiera amar a otra persona.

La imprimación tenía sus momentos hermosos, por supuesto, pero la mayor parte del tiempo era ésta cosa tóxica y opresiva. Algo que te dejaba sin más opción que estar con esa persona que había sido elegida para ti sin importar qué, o de lo contrario tu vida acabaría.

Era una estupidez, una desgracia, una dulce fantasía; tan encantadoramente mortal.

Vivir y morir por alguien a quien le importabas menos que nada.

Tan hermoso.

Y a él le tocó vivir la peor versión de eso.

— Ahg, el amor aveces resultaba ser una mierda dolorosa... Ops, lo siento bebé, éste padre tuyo es muy bocón — le pellizcó una mejilla cuando él sonrió sin entender nada de lo que decía, pero demasiado encandilado y encantado con su voz como para que le importara la palabrota que acababa de soltar — no quiero que nadie nunca se atreva a romper tu corazoncito, Bichito, de lo contrario voy a tener que valerme de Jiang Cheng para romper un par de piernas — hizo un mohín exagerado ganándose un par de risas burbujeantes y ausentes de dientes, que lo tuvo sonriendo como un bobo. Ah, ese pequeño lo tenía amarrado a la punta de su meñique — en fin, no hablemos de eso aún, que me salen canas verdes antes de tiempo. Ahora bien, ¿Cómo te voy a llamar? No puedo sólo seguir diciéndote bebé o Bichito, hay que ponerte un nombre real, o dos para el caso.

La verdad no sé había parado a pensar en un nombre para su retoño, no con todo lo que había pasado mientras estuvo inconsciente. Fueron tantas cosas y enterarse de todo de sopetón como que lo descompuso un poco. Así que ahora que tenía la mente más despejada era momento de pensar en ello. El problema residía en que no era lo que se diga bueno con los nombres, y mucho menos con los de la China Antigua que eran como un montón para una sola persona, quizás debería pedir ayuda, aunque obviamente Jiang Cheng quedaba descartado.

El muy cabron era capaz de nombrar a su hijo "Amor" o algo así. No, que para los sobrenombres ridículos ya estaba él.

Se sentó en la cama y suspiró frustrado mirando a su bebé, que le veía fijamente con sus amplios ojos oscuros, como si estuviera esperando a que soltase su gran opción. Tal vez se burlaría de él como alguien más lo hizo una vez.

« — ¿Y qué te parece Inari? Yo creo que suena bien y escuché a alguien decir que era un gran nombre, con un gran significado — miró confundido al Alfa cuando soltó tremenda carcajada sin importarle la cara de póker que ahora tenía. Él sólo seguía allí retorciéndose de la risa en suelo donde estaba acostado, parecía un gusano con epilepsia — ¡Eh! ¿De qué te ríes? ¿Te estás burlando de mi? — apretó los labios cuando sintió sus mejillas calentarse al nada más tener esos ojos negros puestos en él. Ah, malditas hormonas.

¡Transmigre a "The untamed"! {Slahs Crepúsculo-The untamed)Där berättelser lever. Upptäck nu