—¡Era mi hija!—

—¡Y también la mía!— replico— ¡Era tan tuya como mía! ¡Era de ambos! ¡Porque llegó del amor maldito que nos tenemos, Valentina! ¡No solamente tú perdiste esa noche! ¡Era mi pequeña, la niña a la que le juré que protegería desde el primer momento en que supe que estaba en el vientre de su madre!— mis ojos se cristalizan un momento, respiro profundamente— Alisha, era nuestra, bruja. Solamente nuestra y que la vida, nos la haya cobrado así, fue algo totalmente injusto—

Se mantiene en silencio y veo como varias lágrimas se deslizan por mis mejillas.

—Quise creer que podríamos intentar sobrellevarlo juntos, que esta pérdida nos uniría más para afrontar los problemas y que años más tarde, te daría la familia que tanto has deseado— respondo con cierta agonía— quise creerlo, Valentina. Quise creer que apesar de dolor, estaríamos bien—

—No fue así...—

—No, no lo fue— afirmo— por que todo se vino en picada. Nos jodimos mutuamente por nuestra falta de comunicación y ahora...—

Estamos aquí.

—Te creo cuando me dices que me odias, por que yo te odio de la misma manera, Marchetti— continúo— te odié años atrás, te sigo odiando en estos momentos por que estoy nuevamente como imbécil, rogándote a que finalmente hables conmigo—

—Es...—

—No te atrevas a ponerme excusas— la corto— por una maldita vez, sé sincera conmigo. ¡Llora! ¡Gritame! ¡Golpéame! ¡Haz lo que quieras conmigo! ¡Pero habla de una maldita vez conmigo! ¡Deja de ser tan maldita cobarde y dime todo aquello que no me has dicho! ¡Por que no llegaramos a ningún lado si no me dices nada!—

Paso una mano por mi cabello para pellizcar el puente de mi nariz, coloco mis manos en la baranda de la cubierta mirando la negrura de la noche.

—Te odié tanto cuando volví de Alcatraz— necesito decirlo— te odié, porque cuando vi hasta donde habías llegado en mi ausencia, brillabas y yo solamente seguía en ese maldito pozo oscuro. Te odié, por qué sonreías felizmente con tus logros. Habías llegado lejos— río ahogadamente— ¿Y yo? Estaba en la mierda, no había logrado nada lejos de casa. Te odié al pensar que eras una maldita egoísta que había superado con tanta facilidad lo que pasó entre nosotros, porque yo te sigo amando de la misma manera que hace tantos años— la miro— quise negarme a seguir sintiendo algo por ti. No te quería en mi vida, así como tu habías logrado seguir adelante sin mí, yo quería hacerlo sin ti—

Paso una mano por mi rostro.

—No soportaba verte a la cara, sin decirte toda la mierda que había pasado en mi interior desde que perdimos a nuestra luna. Quería joderte, así como en algún punto lo hiciste conmigo—

—No tenías derecho— sisea con cierta molestia— no puedes culparme por eso—

—Nunca te culpé— la contradigo— te odié, por ser tan fuerte para salir adelante. Por qué cuando quise ser fuerte contigo, me alejaste—

—No quería que fueras fuerte conmigo— me interrumpe— quería que te rompieras conmigo, que lloraras conmigo y que de alguna manera, me dijeras que todo estaría bien, aunque fuera una vil mentira— solloza ligeramente— no quería una roca dura, simplemente quería a mi esposo a mi lado. Al mismo tiempo, te quería lejos por miedo a que me rechazaras y te dieras cuenta que una vida a mi lado solamente traería desgracias—

—¿En qué momento te dije o te di un indicio que no quería una vida contigo?—

—Te alejaste—

El amor del ZarWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu